martes, 28 de febrero de 2012

Los antepasados de los dioses.

La Teogonía de Hesíodo se inicia en una sencilla frase: "Al principio de todo, Caos cobró vida", pero no queda claro si Caos (el vacío primordial) se condibe como una divinidad. Después de Caos (quizás como hijos, pero también resulta ambiguo) aparecieron Gea o Ge (la tierra), Tártaro (el infierno), Eros (el deseo), Érebo (la tinieblas del infierno y Nix ("Noche" las tinieblas de la tierra). Nix copuló con Érebo y nació Éter (el éter, o brillante aire superior)  y Día (la brillante del mundo).


Gea parió ella sóla a Urano (el cielo), para que la cubriese y la rodease por completo y fuera hogar seguro y eterno para los bienaventurados dioses" y a continuación a las Montañas y al Ponto (el mar). Copuló con Urano y nacieron las primeras divinidades:doce poderosos Titanes (seis varones y seis mujeres, las Titánides) tres Cíclopes, llamados Brontes ("Trueno"), Estéropes ("Relampago") y Arges ("Brillante") y tres monstruos con cien manos cada uno, los Hecatónquiros, llamados Coto, Briareo y Giges. Urano quedó horrorizado con sus retoños y los encerró en las entrañas del mundo, pero en venganza, Gea convenció al titán mas joven, Crono, de que castrase a su padre y se hiciese con el poder. La sangre de la herida de Urano engendró gigantes, ninfas y a las Furias, mientras que sus genitales cayeron al mar y se convirtieron en espuma blanca, de la que nació Afrodita, diosa del deseo y la sexualidad.

Los Titanes poblaron el mundo de semidioses copulando con ninfas o entre ellas: los hijos de Hiperión y su hermana Tía, por ejemplo, fueron Helios (el sol), Selene (la luna) y Eos (el alba). Otro titán, Jápeto, se apareó con la Oceánide Clímene, que tuvo cuatro hijos, los más famosos de los cuales fueron Prometeo ("Previsor") y Atlas, quien, tras la derrota de los Titanes, fue condenado por Zeus a sujetar los cielos en el extremo occidental del mundo: el Atlántico deriva de su nombre. Sus hermanos eran Menecio y Epimeteo ("Deseoso") marido de Pandora. Cándido y temerario, Epimeteo era la antítesis de Prometeo. Crono tuvo varios hijos con Rea y como temía que lo derrocasen se los tragaba en cuanto nacían; pero cuando Rea dio a luz a Zeus engañó a su marido cubriendo una piedra como si se tratara de un niño y Crono se la tragó. Zeus creció y planeó una venganza. Venció en la batalla contra los Titanes, la Titanomaquia, tras  haber fortalecido su posición con un truco: Metis, hija del Titán Océano, le ofreció a Crono una bebida que le hizo vomitar a los hermanos y hermanas de Zeus (Poseidón, Hades, Hera, Démeter y Hestia), que se sumaron a la causa de Zeus. Tambien le apoyaron los Cíclopes y Hecatonquiros, a quienes Crono tenía prisioneros y Zeus liberó.

Tras la caída de los Titanes, unos gigantes monstruosos que había nacido de la sangre de Urano retaron a Zeus, que dirigió a los dioses en la Gigantomaquia, la batalla contra los Gigantes, de la que salió victorioso, estableciéndose como jefe supremo de los cielos y la tierra. Declaró al Olimpo, el monte más alto del mundo, morada de los dioses vencedores.

lunes, 27 de febrero de 2012

Nacimiento de los Dioses.

El ascenso de los Olímpicos.

Circulaban múltiples mitos sobre el origen de las cosas pero ninguna versión fue aceptada por todos. No obstante, el relato más completo y el que obtuvo mayor popularidad aparece en la Teogonía, de Hesíodo, compuesta en el siglo VIII a. C. Se trata de la primera tentativa importante de trazar el árbol genealógico del panteón griego a partir de las numerosas creencias reinantes. Cosmogonía en igual medida que teogonía, remonta con detalle los antepasados de los dioses olímpicos hasta la creación del mundo, que surge del Caos, los Órficos, seguidores de un culto místico denominado orfismo, ofrecían un relato alternativo sobre los orígenes del mundo, más abstracto y de carácter más filosófico que el de Hesíodo y, por consiguiente, con un atractivo popular mucho menor. Comienza con Crono ("tiempo" reinterpretación órfica del nombre de Kronos), acompañado por Adrastía ("necesidad"). De Crono surgieron Éter, Érebo y Caos ("aire superior", "oscuridad" y el "vacío primordial"). En Éter, Crono forma un huevo del que nace Fanes, creador de todo, una deidad bisexual con alas doradas y cuatro ojos. Fanes recibe muchos nombres, Eros entre ellos, y tiene una hija, Nix ("noche"), que es su consorte y concibe a Gea y a Urano. Cuando Zeus asume el poder vuelve a crearlo todo, se traga a Fanes, copula con Core ("Perséfone") y de esta unión nace Zagreo-Dioniso.

domingo, 26 de febrero de 2012

El simposio.

Se decoraban numerosos objetos domésticos con escenas mitológicas, sobre todo las copas, jarras y vasijas que se utilizaban en el simposio, simposion en griego, "beber juntos" o "banquete".


El simposio era un importante acontecimiento social para los hombres griegos. Se tendían en divanes y bebían (beber vino tenía un profundo carácter ritual), conversaban, se divertían y cimentaban vínculos políticos y sociales. Se recitaban poemas de tema mitológico y se entonaban canciones de poetas famosos. Las únicas mujeres que asistían eran contratadas y se encargaban de la música, el baile y el sexo. En una ilustración tomada de una vasija, aparecen dos mujeres desnudas, quizás animadoras, en un simposio.

Alfabeto griego normalizado (solo se ofrecen las mayúsculas, empleadas en la mayoría de las inscripciones, y no se incluyen los diptongos) con la transcripción castellana debajo según las normas de pronunciación del griego moderno.




Α Β Γ Δ Ε Ζ H Θ Ι K Λ Μ Ν Ξ Ο Π Ρ Σ Τ Υ Φ Ψ Χ Ω

A B G D E TS E Z I K L M N X O P R S T Y/U PH PS J O

viernes, 24 de febrero de 2012

Mito y Sociedad.

Costumbres públicas y privadas.

Aunque los orígenes de las antiguas creencias religiosas griegas continúan envueltos en oscuridad, el panteón griego ya estaba claramente establecido hacia 750 a. C. Sus principales figuras desempeñan un papel destacado en los grandes poemas épicos de Homero, La Ilíada y la Odisea, que probablemente fueron compuestos en esa época y muestran signos de una tradición poética muy antigua.

Los griegos creían que su vida y su destino estaban regidos por múltiples divinidades, las más importantes de las cuales eran los Olímpicos, los dioses y diosas que vivían en el monte Olimpo. Una estatua del dios Hermes podía señalar la entrada de una casa griega, mientras que el hogar estaba consagrado a Hestia. Se rendía culto a los héroes, por lo general hijos de un dios y una mujer, en calidad de espíritus eternos que podían interceder en favor de los mortales. Se consideraban ejemplares su valor y su nobleza, y sus batallas contra los monstruos  eran temas populares en el arte y la literatura. Muchos estados tenían a una deidad o un héroe como fundador o protector, pretensión que se apoyaba en mitos como el de la competición entre Atenea y Poseidón. Algunas familias nobles aseguraban descender de un héroe, un Argonauta, por ejemplo.

También se rendía culto como divinidades a una serie de cualidades abstractas positivas, como la "Justicia" o la "Juventud". En extremo más tenebroso, los griegos temían caer víctimas de las fuerzas de la oscuridad, como las Furias o la hechicera Hécate.

Los Olímpicos eran objeto de los cultos más populares y extendido. La mayoría de los ritos religiosos en su honor tenían lugar en un santuario consagrado al dios o la diosa en cuestión, cuya estatua se alzaba en un templo que constituía el centro del santuario. Delante del templo, al aire libre, los sacerdotes realizaban sacrificios en un altar mientras los fieles observaban, en algunas casos en una stoa (galería cubierta), y después comían la carne asada del animal sacrificado. Entre las ofrendas votivas, que se colocaban alrededor del templo y en las escaleras, había estatuas de bronce, marfil y para los menos acaudalados, de terracota. Fuera de los santuarios de los Olímpicos se presentaban ofrendas a otras figuras divinas o semidivinas , como los héroes, en numerosos altares y lugares sagrados.

Los templos eran importantes centros públicos para la expresión de la cultura estatal. En sus frisos y pedimentos solían aparecer batallas mitológicas entre las fuerzas de la civilización, representadas por la ciudad-estado y los Olímpicos, y las fuerzas de la transgresión y la barbarie, representadas por gigantes y monstruos. Los atenienses del siglo V a. C. poseían dos instituciones para narrar los mitos a gran escala: el teatro y los recitales de poesía. Atenas creó el teatro como gran espectáculo público en el que unos 16.000 ciudadanos podían presenciar las tragedias, casi siempre basadas en mitos y leyendas. La poesía, sobre todo la de Homero y Hesíodo, era recitada por profesionales, los rapsodas, y se declamaban La Ilíada y La Odisea completas en las Panateneas. Se encargaban y se leían en público poemas sobre mitos para conmemorar acontecimientos como la victoria de un ciudadano en los Juegos Olímpicos, por ejemplo.

La educación y la vida intelectual contaban con el soporte de la mitología. Los mitos narrados por Homero y Hesíodo constituían el núcleo de la enseñanza y fueron tema de debate entre filósofos, científicos e historiadores a partir del siglo V a.C.

jueves, 23 de febrero de 2012

Grecia.

Introducción.

El rico legado de relatos, imágenes decorativas y obras arquitectónicas inspirados por los dioses y héroes de la antigua Grecia ha ejercido una profunda influencia de la cultura occidental. Salvo en los inicios de la Edad Media, desde la época romana hasta la actual, pasando por el revivir de la cultura antigua del Renacimiento, sucesivas generaciones han admirado, adoptado y adaptado la herencia mitológica griega.

Toda ciudad del antiguo mundo griego -que se extendía desde el sur de Italia hasta la costa de Asia Menor e incluía todas las islas del Adriático y del Egeo- poseía sus propios mitos, héroes y festividades religiosas, circunstancia que dificulta la comprensión de la mitología griega, porque incluso para los acontecimientos más importantes de la biografía de las grandes divinidades circulaban innumerables versiones, en ocasiones incompatibles. Además, existían ritos y celebraciones, como los Juegos Olímpicos, en los que participaban todos los griegos y ciertos héroes, como Heracles, a quienes les estaban consagrados santuarios en todo el mundo griego. Entre los numerosos relatos y obras literarias que se conocían en el mundo helénico destacan las epopeyas de Homero, y el desarrollo de un núcleo de narraciones que resultaban familiares a todos contribuyó  a la creación de un sentimiento de nación griega que servía de vínculo a las ciudades-estado antagonistas de los "bárbaros", por quienes se sentían rodeados. Muchos de los mitos griegos más famosos hoy en día son producto de esta tendencia a la evolución de una mitología canónica.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Mitos Budistas.

Tres figuras misericordiosas.

El sintoísmo ha convivido con el budismo durante 1500 años en el Japón, y con influencia recíproca de ambas religiones, numerosas deidades sintoístas han adoptado forma budista: por ejemplo, al dios de la guerra, Hachiman (Yawata-no.kami), también se le conoce como un Bosatsu, es decir, una encarnación de Buda (del sánscrito Bodhisattva). La mezcla de enseñanzas budistas y sintoístas se conoce en muchos casos como Ryobu-shinto, o "doble sintoísmo". Sin embargo, también numerosos Bosatsu que guardan poca relación, o ninguna, con el sintoísmo y cuyos orígenes se remontan a la China y, en última instancia, al norte de la India, cuna del budismo.

Entre las deidades más importantes destacan tres figuras en la tradición popular: Amida, Kannon y Jizo. Amida-butsu ("Buda"), que deriva de la figura sánscrita Amitabha, es un Bodhisattva que demoró voluntariamente su propia salvación (es decir, su entrada en el nirvana) hasta que hubiera salvados a todos los seres humanos. Constituye el personaje central de las sectas de la "Tierra Pura" (jodo-shu y jodo-shinshu), basadas en la creencia de que invocando a Amida en el momento de la muerte, los fieles pueden renacer en una hermosa "Tierra Pura" donde todos se verán libres de dolor y la necesidad hasta estar preparados para la Iluminación final.

A Kannon, equivalente de la china Guan Yin y del indio Avalokiteshvara se le rinde culto bajo diversos nombres. Es el bosatsu a quien acuden los creyentes en busca de misericordia y consejo, protector de los niños, las parturientas y las almas de los muertos. Una de sus manifestaciones más popular en Senjo Kannon, o el "Kannon de los mil brazos", todos ellos tendidos compasivamente hacia quien lo adora. En la iconografía japonesa se le suele representar como un Amida en miniatura sobre la cabeza, pues se le considera compañero de este Buda.

Jizo también guarda relación con los niños, sobre todo con las almas de los difuntos. En todo Japón existen pequeños Jizo-yas, o templos consagrados a esta divinidad, pero es así mismo protector de quienes padecen dolor, y se le cree capaz de redimir las almas del infierno y devolverlas al Paraíso Occidental.

domingo, 19 de febrero de 2012

Reino de Saga

Las hazañas de Jimmu-tenno y Yamato-takeru.


Un capítulo de Kojiki trata sobre la "Edad de los Hombres" , dominada por figuras semihistóricas, no por dioses. La primera de estas figuras en la tradición japonesa es Jimmu-tenno (también llamado Kamu-yamato-iware-biko), nieto de Sombra de Fuego y fundador de la familia imperial. Existen ciertas pruebas de que no fue el primero de la línea, sino que tenía un hermano mayor, Itsu-se, que murió en combate mientras los hermanos se dirigían hacia oriente con el fin de encontrar el mejor lugar desde el que gobernar su reino y de buscar nuevos territorios. Tras enterrar a su hemano, Jimmu continuó hasta llegar a la región de Kumano (actual prefectura de Wakayama), donde una deidad local adoptó la forma de oso y lanzó un hechizo contra los invasores que los sumió en un profundo sueño.

Uno de los criados de Jimmu se enteró en sueños de la existencia de una espada mágica, enviada por Amaterasu y las demás divinidades para ayudar a Jimmu a pacificar la Tierra Central de la Llanura de Juncos, es decir Yamato. Al despertar, el criado localizó la espada y se la entregó a Jimmu. El ejército continuó su marcha hacia el este, guiado por un cuervo gigantesco enviado del cielo y cuando se internaron en Honshu, los jefes locales rindieron homenaje a Jimmu. Al llegar a Yamato, Jimmu construyó un palacio, se casó con una princesa local de ascendencia divina (Isuke-yori-hime) y se dedicó a gobernar su nuevo reino.

El héroe legendario mas importante del Japón es Yamato-takeru, llamado en principio O-usu-no-mikoto. Tras diversas hazañas juveniles, su padre Keiko, le encargó que sometiese la tierra de Izumo y que matara a su jefe, Izumo-takeru, poderoso guerrero que accedió a un duelo qon Yamato-takeru y a intercambiar las espadas para la lucha. Al comenzar el duelo, Izumo-takeru no pudo desenvainar la espada de Yamato (que no era más que una imitación) y éste lo mató.

A continuación, el padre de Yamato-takeru le encomendó la misión de pacificar a los bárbaros del este, los Emishi. Yamato partió con la espada mágica Kusanagi que había encontrado Susano y una bolsa también mágica, ambos objetos regalos de su tía, Yamato-hime, que se los dio en el santuario de Ise. En el camino conoció a una princesa, Miyazu-hime, se enamoró de ella y le prometió casarse a su regreso. Al llegar a Sagamu (actual provincia de Kangawa) un jefe local le imploró que liquidara a una deidad díscola que vivía en un gran estanque en medio de una llanura cubierta de hierba, pero se trataba de una estratagema; en cuanto puso el pie en la llanura, el jefe prendió fuego a la hierba, pero la espada Kusanagi se movió por sí sola, cortando el césped (de aquí deriva el nombre con el que se conocería este arma más adelante: Cortacésped), Yamato abrió la bolsa mágica, sacó de ella material para provocar un contraincendio y escapó de aquella trampa.

Durante su viaje de regreso, Yamato-takeru precipitó su propia caída. Antes de la partida se casó con Miyazu-hime y dejó a su cuidado la espada Kusanagi. En el desfiladero de Ashigara mató a una deidad de la montaña en forma de ciervo blanco y, más adelante en el monte Ibuki, encontró otra deidad, encarnada en un jabalí blanco, y violó un tabú al asegurar que mataría a aquel ser. Debido a ambas transgresiones, al cabo de poco tiempo le acometió una enfermedad mortal y, moribundo, el héroe se dirigió hacia la costa de Otsu, cerca de Ise, para recoger otra espada que había dejado allí. Después, mientras cantaba una canción sobre su hermosa tierra natal, que no volvería a ver, se encaminó a la llanura de Nobo, donde murió. Antes de que su cuerpo fuera enterrado en la tumba que había erigido el emperador, se transformó en una gigantesca ave blanca que echó a volar hacia Yamato.

viernes, 17 de febrero de 2012

Kodomo no hi o Día del niño.


Kodomo no hi, el día del niño en Japón, es un festival que fue fijado en el período Nara, cuando gobernaba la emperatriz Genmei. El nombre original de esta festividad era Tango no Sekku. Se celebra a comienzos del mes de mayo; es una fiesta algo diferente a la que celebramos en occidente y la cual se centra en desear que los hijos crezcan fuertes para enfrentar la vida.

Los padres japoneses tratan de transmitir a sus hijos el poder de la determinación en el Kodomo no hi.
Durante la festividad, es común resaltar la gallardía y fuerza de los guerreros samurai, exhibiendo en las casas pequeños muñecos que representan antiguos héroes o representaciones a escala de los hermosos cascos y armaduras de la época feudal. Esto se debe principalmente a que los padres anhelan transmitir a sus hijos la fuerza y carácter necesario para que los pequeños puedan sortear las dificultades que en algún momento les presentará la vida diaria.

La cultura japonesa está llena de simbología, la cual muchas veces es tan críptica que pasa totalmente desapercibida para los visitantes extranjeros. . Los “Koi nobori” son mangas de seda con forma de “Koi” (pez carpa), que se izan en un mástil a modo de bandera y se inflan con el viento; al flamear pareciera que este pez adquiriera vida realizando sutiles movimientos similares a los que el “Koi” ejecuta dentro del agua. En la parte más alta del mástil se ubica una manga de colores que representa un dragón volador. Posteriormente el “Koi nobori” más grande, que es una carpa negra, representa al padre. A continuación se coloca una carpa roja más pequeña que representa a la madre y tras ella se van ubicando los pequeños “Koi nobori” que representan a cada uno de los hijos. La bandera de pez más grande realizada en Japón se iza desde 1988 en la localidad de Kazo (Saitama); debido a sus 100 metros de largo y 350 kilos de peso, requiere la fuerza de una gigantesca grúa para poder elevarse y flamear con el viento

Pero independiente del fabuloso espectáculo que estas banderas brindan en los días previos y durante el “Kodomo no hi”, lo más interesante está en su trasfondo filosófico. Existe una antigua leyenda que narra la existencia de una puerta mágica denominada Puerta del Dragón, la cual estaba ubicada en la parte más alta de un caudaloso río. Aquel pez que pudiera nadar contra la fuerte corriente y alcanzar el portal se transformaría en un poderoso dragón. Cuenta la historia que muchos tipos de peces intentaron la misión sin lograr el éxito, hasta que el “Koi” con su reconocida fuerza y perseverancia pudo llegar hasta el final y transformarse en lo que los demás peces no pudieron lograr.

Es mediante este tipo de leyendas que los padres japoneses tratan de transmitir a sus hijos el poder de la determinación y la perseverancia para poder enfrentar las adversidades que vayan encontrando mientras crecen. Regalar este tipo de valores durante el “Kodomo no hi” no se compara a ningún juguete de última moda que probablemente quede olvidado en el armario al poco tiempo.

La verdad es que realmente se desconoce hasta que punto los niños japoneses internalizan este tipo de sentimientos y lo cargan hasta la adultez. No sé si la celebración del “Kodomo no hi” forja fuertemente a las nuevas generaciones niponas, pero lo que sin duda es seguro es que nuestros niños están cada vez más cerca de un materialismo sin límites, que si no tiene el control, el amor y la guía a conciencia de los padres, provocará que estos pequeños peces jamás puedan nadar hasta el final luchando contra la corriente y lo más seguro es que terminarán en el fondo del río sin saber qué hacer, esperando ser capturados por un algún pescador o devorados fácilmente por el pez más grande.

jueves, 16 de febrero de 2012

La Dama de las Nieves


La leyenda acerca del espectro; Yuki-onna (la mujer de la nieve) nos cuenta que es un espíritu o "yōkai" del folclore japonés.

Yuki-onna es descrita como una mujer alta, hermosa, de largos cabellos, que se manifiesta en una noche nevada. Su piel es pálida o casi transparente, podría decirse que incluso inhumana. Su color hace que se la confunda en paisajes nevados.

A veces usa un kimono blanco, pero otras leyendas dicen que aparece desnuda recostada en la nieve. A pesar de su belleza inhumana, sus ojos pueden causar terror en los mortales. Yuki-onna flota a través de la nieve, sin dejar huella, y la capacidad de transformarse en una nube de niebla o nieve si se siente amenazada.

Yuki-onna, está asociada al invierno y a las tempestades de nieve, se dice en algunas leyendas que parece ser el espíritu de un individuo que ha fallecido de frío en la nieve. Es al mismo tiempo hermosa y serena, más allá de su despiadada matanza de mortales insospechados. Hasta el siglo XVIII, la retrataron casi uniformemente como el mal. Hoy, sin embargo, las historias la colorean a menudo como más humana, acentuando su naturaleza fantasmal y efímera belleza. En muchas historias, Yuki-onna se revela a los viajeros que se encuentran atrapados en tempestades de nieve y utiliza su respiración helada para dejarlos como cadáveres en forma de estatua de hielo. Otras leyendas dicen que los extravía de modo que mueren debido a la exposición al frío. Otras veces, se manifiesta sosteniendo a un niño. Cuando una persona bien intencionada toma en sus brazos el niño que lleva, esa persona se congela en el lugar.

Otras leyendas hacen a Yuki-onna mucho más agresiva. En estas historias, invade a menudo físicamente los hogares de la gente, soplando en la puerta con una ráfaga del viento, para matarles mientras duermen (aunque según cuentan las leyendas primero la tienen que invitar a entrar en la casa). Yuki-onna varía de cuento a cuento. A veces simplemente le satisface observar la muerte de sus víctimas. Otras veces, es más vampírica y chupa la sangre de sus víctimas o la "fuerza de la vida". De vez en cuando adopta la forma de un Súcubo, cazando hombres de creencias débiles para drenarlos o congelarlos a través de cópula sexual o un beso.

Como la nieve y el tiempo del invierno que ella representa, Yuki-onna tiene un lado más suave. A veces deja a las víctimas marcharse por varias razones. En una leyenda popular de Yuki-onna, por ejemplo, deja libre a un muchacho joven debido a su belleza y edad. Le hace prometer al muchacho que nunca la mencionará, aunque, y cuando él relaciona la historia con su esposa, mucho más adelante en la vida, su esposa dice ser la mujer de la nieve. Ella se lo revela a él por romper su promesa pero esta vez se la ve dejándole a cargo los niños que tuvieron. Pero si él se atreve a maltratar a sus niños, ella volverá sin misericordia. Afortunadamente para él, es un buen padre. En una leyenda similar, Yuki-onna derrite a su marido cuando descubre su verdadera naturaleza.

Muchos japoneses y extranjeros aseguran haberla visto aún hoy en día y, curiosamente, parte de su comportamiento en medio de tormentas y ventiscas de nieve llama poderosamente la atención, dado que guarda similitud con el comportamiento de las denominadas “cabezas voladoras de los brujos”, de latinoamérica.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Brillo de fuego y Sombra de fuego.

Honinigi, nieto de Amaterasu, tenía dos hijos, Honosusori ("Brillo de Fuego") e Hiko-hoho-demi ("Sombra de Fuego"). El primero, el mayor, vivía de pescar con su anzuelo, y su hermano menor, Sombra de Fuego, se dedicaba a cazar.

Insatisfecho con su suerte, Sombra de Fuego propuso que intercambiasen sus ocupaciones y así lo hicieron, pero Sombra de Fuego no tuvo más éxito en su nuevo papel que en el anterior. Para empeorar las cosas, perdió el anzuelo y no pudo dárselo a Brillo de Fuego, y aunque le ofreció varios sustitutos, éste no aceptó ninguno. Pesaroso, Sombra de Fuego se internó en las aguas y llegó al palacio del dios del mar, Watatsumi-no-kami, que no sólo encontró el anzuelo en la boca de un pez, sino que ofreció a Sombra de Fuego la mano de su hija. Tras varios años de cómoda vida en el palacio de su suegro, Sombra de Fuego empezó a sentir nostalgia de su tierra, y como regalo de despedida, el dios le dio dos joyas mágicas, una para hacer que el mar se elevase y otra para que descendiese, y además, le pidió a un cocodrilo amigo que llevase a su yerno a la espalda.

Sombra de Fuego le devolvió el anzuelo a Brillo de Fuego, pero como éste siguió causándole problemas, Sombra de Fuego arrojó al agua la joya que hacía elevarse al mar. Su hermano se asustó y le pidió perdón, ante lo cual Sombra de Fuego también arrojó la otra joya al mar. Cuando descendieron las aguas, Brillo de Fuego, agradecido, juró servir a su hermano para siempre. Jimmu-tenno, nieto de Sombra de Fuego, fue el primer emperador.

martes, 14 de febrero de 2012

Los demonios.

Al igual que otras religiones tradicionales, el sintoísmo también presenta un lado oscuro: los pecadores están condenados al equivalente japonés del infierno, un reino subterráneo, Jigoku, compuesto de ocho regiones de fuego y ocho de hielo.


El soberano de Jigoku se llama Emma-ho y juzga a las almas de los pecadores varones y las asigna a una de las dieciséis regiones de castigo según el carácter de sus ofensas. La hermana de Emma-ho juzga a las pecadoras. Como parte de este proceso, el pecador ve reflejados sus pecados en un enorme espejo y las almas pueden salvarse mediante la intercesión de los Bosatsu o Bodhisattva. Otra clase de demonios, que se encuentra en Jigoku y en la tierra, esta integrada por unos seres llamados Oni, fuerzas malignas responsables de todas las desgracias, como las enfermedades y las hambrunas, que también pueden robar almas y tomar posesión de personas inocentes. Aunque se considera a algunos Oni dotados de la capacidad de asumir forma humana o animal, o ambas, la mayoría es invisible. Los adivinos (las miko, por ejemplo) y las personas especialmente virtuosas pueden detectar a veces a estos demonios.

Por lo general, se piensa que los Oni son extranjeros, que llegaron a Japón desde China, junto con el budismo, una forma de vida a la que algunos se convirtieron.

sábado, 11 de febrero de 2012

Dioses, héroes y demonios.

Inari, Hachiman y los Oni.

El panteón sintoísta cuenta con una serie de divinidades importantes que no aparecen en los mitos mencionados  hasta el momento y una de ellas es Inari, dios del arroz. Estrechamente vinculado a Ogetsu-no-hime, diosa de la comida, se le rinde culto no sólo como deidad que garantiza una abundante cosecha de arroz, sino también como protector de la prosperidad en general, y en condición de tal, sobre todo por los comerciantes. El emisario de Inari es el zorro también llamado Kitsune y dos imágenes de este animal flanquean la efigie de Inari en todos sus santuarios. Por lo que se dice, la edad, la sabiduría y el poder de un kitsune son mayores a medida que aumenta el número de colas, siendo el más poderoso el kitsune de nueve colas. Se les representa de color blando y negro, siendo ambos colores de buen presagio.

En la antigüedad consideraban a Inari protector de los fabricantes de espadas, de los comerciantes y de los cultivadores de arroz. Entre otras deidades populares hemos de mencionar a Kamado-no-kami, dios de las cocinas, y a Ebisu, el dios que vigila el trabajo, y por último, a numerosas figuras históricas o semihistóricas. Una de las más importantes es el emperador Ojin (muerto hacia 394), famoso por sus hazañas militares y que fue deificado posteriormente con el nombre de Hachiman o Yawata-no-kami, dios de la guerra. En numerosas regiones del Japón aún se conserva la costumbre de que los jóvenes celebren su mayoría de edad (a los veinte años) con un ritual en uno de los múltiples santuarios consagrados a Hachiman.



jueves, 9 de febrero de 2012

Las ordalías de Okuninushi.

La unión de Okuninushi con Ya-gami-hime desencadenó varios ataques de sus ochenta celosos hermanos y cuando el joven dios intentó resolver la disputa se vio envuelto en un conflicto aún más terrible con el poderoso dios de la tormenta, Susano.


Los vengativos hermanos lograron dar muerte a Okuninushi en dos ocasiones, pero en ambas ocasiones su madre, que intercedió por él ante los dioses, le devolvió la vida. En primer lugar, los hermanos calentaron al rojo blanco una gran roca y la echaron a rodar por una montaña. Pensando que era un jabalí y que sus hermanos querían que lo detuviese. Okuninushi la paró, se abrasó y murió. En la segunda tentativa, los hermanos aplastaron a Okuninushi en las ramas de un enorme árbol y tras esa experiencia, a instancias de su madre, Okuninushi decidió poner fin a la rivalidad buscando el consejo de Susano, dios de la tormenta, que por entonces vivía en el infierno.

Al llegar al palacio de Susano, Okuninushi vio a la hermosa Suseri-hime, hija del dios; ambos se enamoraron y se casaron, pero su impetuosa conducta enfureció a Susano, que también decidió deshacerse de Okuninushi. Simuló aceptar a su nuevo yerno y le pidió que durmiese en una habitación que resultó estar llena de serpientes, pero, por suerte, la mujer de Okuninushi le dio un pañuelo mágico que espantaba a aquellos animales cuando se agitaba tres veces. A la noche siguiente, cuando Susano invitó a Okuninushi a dormir en una estancia plagada de centípodos y abejas, el pañuelo volvió a salvarle la vida.

Por último, el enfurecido suegro disparó una flecha hacia una gran llanura y ordenó a Okuninushi que fuera a recogerla. El joven dios obedeció, pero en cuanto emprendió camino, Susano prendió fuego a la hierba que crecía en la llanura. Okuninushi buscó en vano una salida de aquel infierno, hasta que acudió en su ayuda un ratón, que le dijo que diera una patada, porque el suelo estaba hueco. Okuninushi siguió su consejo, dio una patada, el suelo se abrió y el joven dios se refugió en su interior, mientras las llamas pasaban por encima de su cabeza, inofensivas. Entre tanto, el ratón encontró la flecha y se la dio.

Okuninushi le devolvió la flecha a Susano, que empezó a tomarle cierto cariño a su yerno, a pesar de lo cual Okuninushi se puso a hacer planes para escapar de la esfera de influencia del dios de la tormenta. Un día, después de haberle lavado el pelo a Susano, éste se quedó dormido y, aprovechando la oportunidad, Okuninushi le ató los cabellos a las vigas del tejado del palacio. Después, armado con el arco y la espada de su suegro y con Suseri-hime a la espalda, abandonó la morada infernal de Susano y se dirigió hacia su país, la Tierra de la Llanura de Juncos.

Cuando Okuninushi hubo recorrido cierta distancia, Susano se lanzó en persecución del raptor de su hija y al llegar a un punto en el que la pareja podía escuchar sus gritos, en la frontera entre el infierno y la tierra de los vivos, decidió dejar en paz a la feliz pareja, pero le dio a Okuninushi el consejo que éste había ido a buscar: cómo poner fin al enfrentamiento con sus hermanos. Le dijo que los derrotaría con el arco y la espada que se había llevado de su palacio.

martes, 7 de febrero de 2012

El ciclo de Izumo.

El descenso de Susano a la Tierra. Okuninushi y el Conejo Blanco.
Al ser desterrado de los cielos, Susano descendió a la tierra, el reino de Izumo, y la primera aventura que vivió allí constituyó un vínculo con un grupo de mitos localizados en una región que se conoce como ciclo de Izumo. El protagonista es la deidad principal de la región, Okuninushi (o Daikokusama), el "Gran señor del País", descendiente de Susano y Kusa-nada-hime, y probablemente hijo suyo.

En su exilio, Susano llegó a la cabecera del río Hi, y al ver unos palillos flotando en sus aguas dedujo que debía haber gentes viviendo en sus orillas y se propuso encontrarla. Al poco se encontró con una pareja mayor y una hermosa joven que lloraban inconsolablemente y que le contaron que un ser de ocho colas y ocho cabezas llamado Yamato-no-orochi había devorado a siete de sus ocho hijas y estaba a punto de apresar a la más joven, Kusa-nada hime ("Princesa del Arrozal"). El dios les reveló su identidad y se ofreció a matar al dragón a cambio de que le concedieran en matrimonio a Kusa-nada hime. La pareja accedió y Susano convirtió a la princesa en una peineta, que se colocó en uno de sus moños. Después ordenó que llenaran ocho grandes tinajas con sake (licor de arroz) y que las colocasen sobre ocho plataformas rodeadas por una valla con ocho entradas.

Cuando llegó Yamato-no-orochi metió sus ocho cabezas por las ocho coberturas y se puso a beber el sake, Susano esperó hasta que el monstruo se emborrachó, salió de su escondrijo y lo hizo pedazos con sus espada. Cuando cortaba la cola del medio descubrió en su interior la famosa espada que más adelante se llamaría Kusanagi, o "Cortacésped" y después devolvió a Kusa-nada hime su forma humana y construyó un gran palacio en Suga, en Izumo.

El relato más famoso del ciclo de Izumo es el de Okuninushi y el Conejo Blanco, Okuninushi tenía ochenta hermanos y todos quería casarse con la bella princesa Ya-gami-hime de Inaba. Un día, los hermanos se dirigieron a Inaga a cortejar a la princesa, con Okuninushi a la zaga. En el viaje se toparon con un conejo despellejado que sufría grandes dolores. Le dijeron que recuperaría su piel si se bañaba en agua salada, pero esta solución empeoró su situación.

Cuando Okuninushi llegó allí le preguntó porqué lloraba, y el animal le contestó que había estado en la isla de Oki con la intención de pasar a Izumo, pero no había puente. Convenció a una familia de cocodrilos de que formaran un puente sobre el agua, a cambio de lo cual prometió contar el número de cocodrilos que había de un extremo a otro para determinar quienes eran más numerosos, si los seres del mar o ellos, pero a pocos pasos del final del puente viviente el conejo confesó que su promesa era un ardid, una extratagema para cruzar el mar y, furiosos, los cocodrilos que estaban al final de la cadena lo apresaron y lo despellejaron vivo.

Okuninushi le dijo al conejo que fuera a la cabecera del río y se lavara con sus aguas puras y que después rodara por el suelo salpicado con el polen de la hierba kama. El conejo, que era en realidad una deidad, siguió sus instrucciones, recuperó su blanca piel y le recompensó con la promesa de que obtendría la mano de Ya-gami-hime en lugar de sus hermanos. Los ochenta hermanos se enfurecieron contra Okuninushi y las consiguientes peleas entre ellos constituyen la base de otros relatos. Estos conflictos, de los que Okuninushi salió victorioso, redujeron Izumo a la anarquía, circunstancia que aprovechó la astuta Amaterasu. Como quería extender sus dominios hasta aquella región, envió a uno de los hijos que había concebido en la competición con Susano a que juzgara la situación. Al enterarse de los problemas, la diosa del sol envió a otro hijo suyo a que subyugase la zona, pero como éste no volviera al cabo de tres años, consultó a las demás deidades y decidieron despachar a un dios llamado Ame-no-waka-hiko para que averiguase qué le había sucedido, pero este les traicionó, se casó con la hija de Okuninushi y decidió apoderarse de aquellas tierras. Pasados ocho años, Amaterasu le envió un faisán divino para que le preguntase la razón de su prolongada ausencia del cielo, Ame-no-waka-hiko le disparó una flecha, que atravesó al ave y se clavó en el dios Takamimusubi, quien se la devolvió y mató al traidor mientras estaba en la cama.

Exasperada ante tantos fracasos, Amaterasu envió a dos de las deidades en la que más confiaba, Takamimusubi y Kamimusubi, para que le dijeran a Okuninushi que debía entregar las tierras a la diosa del sol. Sentados en la punta de las espadas, que se habían incrustado en la creta de una ola frente a la playa de Inasa, en Izumo, los dioses comunicaron el ultimátum de Amaterasu, y Okuninushi impresionado ante semejante despliegue, le pidió opinión a uno de sus hijos. El joven dios le aconsejó que capitulara, a lo que Okuninushi accedió, a condición de que  se le reservara un lugar entre las grandes deidades veneradas en Izumo, y Amaterasu se lo concedió. Después de Ise, Izumo es el santuario sintoísta más importante.

Tras la capitulación de Okuninushi, Amaterasu envió a la tierra a su nieto Honinigi con tres talismanes sagrados de soberanía: el espejo divino que había contribuido a que Amaterasu abandonase la cueva de la oscuridad, la espada Kusanagi que encontró Susano en la cola del dragón y las cuentas magatama de las que surgieron muchos hijos. En la actualidad se siguen regalando copias de estos talismanes al emperador en el día de su coronación.

lunes, 6 de febrero de 2012

Susano y la diosa de la comida.

Susano, dios de las tormentas, creaba problemas sin cesar, y antes de su destierro a la Tierra Central de la Llanura de Juncos, su carácter violento lo enfrentó con casi todos los que se cruzaban en su camino. Según ciertas fuentes, una de tales desgraciados fue Ogetsu-no-hime, diosa de la comida.


En un incidente que no guarda relación con el relato principal, Susano ordena a Ogetsu que le dé algo de comer y ella responde de una forma insólita, que desagrada al dios: sacándose la comida de la nariz, la boca y el recto. Para vengarse del insulto, Susano la mata.

Pero la muerte de Ogetsu tiene resultados positivos para la mitología japonesa, porque su cuerpo produce los alimentos básicos con los que siguen subsistiendo los japoneses en la actualidad: en sus ojos crecen semillas de arroz, en sus orejas mijo, en sus genitales trigo, en su nariz judías pintas y en su recto soja.

Este relato recuerda al mito chino de Pangu, un gigante primordial cuyos restos se transformaron en la materia prima de la creación, incluyendo los alimentos: la piel y el pelo se convirtieron en plantas y árboles. Sin embargo, la mayoría de los expertos opinan que el mito de Ogetsu es anterior a la profunda influencia china sobre Japón, que comenzó en el siglo VI d. C.

En realidad, el relato sobre la suerte de la diosa japonesa de la comida presenta curiosas semejanzas con un mito indonesio en el que matan y desmiembran a una diosa llamada Hainuwele, entierran sus restos y de ellos surgen los alimentos básicos que se cultivan en esta región. Podría existir un vínculo muy antiguo entre Ogetsu y Hainuwele y es posible que, en última instancia, ambos mitos deriven de un prototipo común en el sureste asiático.

En el Nihonshoki se presenta a Tsuki-yomi, dios de la luna, no a Susano, como asesino de la diosa de la comida. Cuando Tsuki-yomi le cuenta a Amaterasu, diosa del sol, lo que ha hecho, ésta le riñe y jura no volver a poner los ojos en él, motivo por lo que el sol y la luna viven separados. Según varios expertos, ésta es la versión más antigua, y quien recopiló el Kojiki sustituyó a Susano por Tsuki-yomi con el fin de subrayar el carácter violento del dios.

sábado, 4 de febrero de 2012

La crisis divina.

Amaterasu retira el sol.

Amaterasu, diosa del sol, se asustó terriblemente cuando su hermano Susano arrojó un caballo despellejado por el techo de la hilandería sagrada y al decidir retirarse a lo que en el Kojiki se denomina "Cuevas de las Rocas Celestiales" (o Ama-no-iwato) se produjo una crisis divina análoga a las que se encuentran en casi todas las mitologías, como el relato egipcio del triunfo temporal del malvado dios Set y el mito griego del rapto de Perséfone, que provocaron enormes catástrofes en el mundo. Algunos expertos interpretan la retirada de Amaterasu como una muerte y una sepultura simbólicas, pero también podría tratarse de metáforas de un eclipse total de sol, desencadenado por el acto que acababa de presenciar la diosa del sol.

El retiro voluntario de Amaterasu sumió en la oscuridad más absoluta las Elevadas Llanuras  del Cielo y la Tierra Central de la Llanura de Juncos, es decir, el reino de los mortales, a consecuencia de lo cual quedaron en barbecho los arrozales y sobrevinieron diversas calamidades. Desesperados, la "miríada de ochocientos" dioses se reunieron en solemne asamblea junto al río celestial para discutir la forma de convencer a Amaterasu de que abandone su escondite. (En este contexto, el número ocho japonés, el ya es sagrado e implica un contingente no un total específico).

Omori-kane-no-Kami, el sabio hijo de Takamimusubi, ofreció una solución. Como los sonidos de ciertas aves "que gritaban desde tiempo atras"  (probablemente gallos) no dieron los resultados deseados, Omori-kane y las demás divinidades concibieron una complicada estratagema. En primer lugar, construyeron un espejo mágico que suspendieron en las ramas del árbol de sakaki sagrado arrancado de un bosque de montaña.Después, mientras varias deidades empuñaba objetod mágicos y elebraban una solemne liturgia, una hermosa diosa joven llamada, Ama-no-uzume (en contexto probablemente una diosa del alba, como la Aurora romana, la Eos griega o las Ushas védicas, si bien ninguna de las fuentes antiguas la caracteriza de esta forma) subió sobre una tina colocada al revés y ejecutó una danza erótica. Su objetivo consistía en engañar al sol para que volviese a aparecer, con unos métodos como los de la antigua miko, la chamán. Cuando enseñó los pechos y se levantó la falda hasta los genitales, los dioses soltaron tales carcajadas que las Elevadas Llanuras del Cielo temblaron como sacudidas por un terremoto y el ruido penetró en el escondite de Amaterasu. Curiosa, abrió la puerta de la cueva, sólo una rendija, y gritó: "¿Por qué canta y baila Ama-no-uzume y por qué ríe la miríada de ochocientas deidades?" La joven diosa respondió en nombre de todos: "Nos regocijamos porque aquí hay una deidad superior a ti." Mientras pronunciaba estas palabras, dos dioses dirigieron el espejo hacia la puerta entreabierta y otro dios, cuyo nombre incluye el término para designar la fuerza (chikana) se escondió allí cerca.

Al ver su reflejo, Amaterasu salió lentamente de su refugio y se aproximó al espejo y mientras se miraba intensamente, el dios que estaba oculto la cogió de la mano y la obligó a salir del todo. Otra divinidad tendió una cuerda mágica (Shi-ru-kume) ante la puerta y dijo: "¡Hasta aquí puedes llegar!", tras lo cual todo volvió a la normalidad y el sol iluminó cielo y tierra. Se había resuelto la crisis divina.

La miríada de ochocientas deidades se reunió de nuevo para deliberar sobre la suerte de quien había provocado la crisis, el caprichoso y destructivo Susano, y le impusieron un duro castigo: una multa de "mil mesas de regalos de restitución", cortarse la barba y las uñas de las manos y pies y, por último, expulsarle del cielo, obligándole una vez más a descender a la Tierra de la Llanura de Juncos.


viernes, 3 de febrero de 2012

La Hilandería Sagrada.

Ni el Kojiki ni el Nihonshoki precisan con claridad la función de la hilandería sagrada ni que tejían Amaterasu y sus doncellas, pero se han apuntado diversas posibilidades.

Amaterasu era una reina-sacerdotisa, encargada de tejer las ropas de los dioses, y la hilandería podría haber sido su taller. Según algunos expertos, sus ayudantes y ella confeccionaban prendas que llevaban las sacerdotisas que oficiaban las ceremonias del culto al sol, y según una posibilidad más profunda, tejían la tela del universo, aún incompleto. Las acciones de Susano podrían interpretarse como un ataque del caos contra el cosmos u orden universal, y la hilandería sagrada, como escenario de la creación, sería un foro adecuado para la confrontación entre las encarnaciones divinas del cosmos (Amaterasu) y el caos (Susano).

jueves, 2 de febrero de 2012

Amaterasu y Susano.

La competición de las deidades hermanas.

Cuando Susano, dios de la tormenta, fue desterrado, por su padre, Izanagi, anunció su intención de despedirse de su hermana, la diosa del sol, Amaterasu. La diosa sospechó que su hermano quería usurpar sus tierras y se preparó para la batalla: se recogió el largo pelo en moños y se armó con un arco y dos aljabas llenas de flechas. Agitó el arco furiosamente y pateó el suelo mientras le esperaba, pero Susano le aseguró que no albergaba malas intenciones. Le propuso que demostrasen quien era más poderoso en un concurso de reproducción: vencería quien diera a luz deidades masculinas.

Para empezar, Amaterasu le pidió a su hermano la espada; la rompió en tres trozos, los masticó y al escupir aparecieron tres hermosas diosas. A continuación, Susano cogió las largas ristras de magatama, o cuentas de la fertilidad, que Amaterasu llevaba alrededor de los moños, en la frente y en los brazos, y creó con ellas a cinco dioses, proclamándose vencedor. Amaterasu objetó que la descendencia masculina de su hermano procedía de sus posesiones y que, por tanto, ella era la ganadora. Susano se negó a aceptarlo y celebró su propia victoria rompiendo los bordes de los arrozales divinos y cubriendo las acequias. Después defecó y restregó sus excrementos por el salón en el que, según la costumbre, se probaban los primeros frutos de la cosecha. Por último, despellejó un caballo "celestial" rodado (quizá una referencia a las estrellas, por las manchas) y lo arrojó al tejado de paja de la Sagrada Hilandería, en la que trabajaban Amaterasu y sus doncellas, una de las cuales se asustó tanto que se golpeó los genitales con la lanzadera del telar y murió. Amaterasu huyó, aterrorizada. En el Nihonshoki aparece una versión de esta historia según la cual Amaterasu es la víctima de la desagradable travesura de su hermano, si bien no muere, sino sólo recibe heridas.

miércoles, 1 de febrero de 2012

La Tierra de la Oscuridad: el Infierno japonés.

Al mundo subterráneo de los muertos también se conoce como la Tierra de la Oscuridad (Yomi-tsu-kuni), la Tierra de las Raíces y la Tierra Profunda.

La descripción de Yomi que aparece en el kojiki podría reflejar la costumbre prehistórica japonesa de enterrar  a los muertos en cámaras profundas rodeadas de piedras en el interior de grandes túmulos (kofun), y en el hecho de que Izanagi tapara la entrada de Yomi con un enorme canto rodado quizá sea un eco del sellado de estas tumbas, así como una metáfora de la infranqueable barrera entre la vida y la muerte.

Existen sorprendentes semejanzas entre este relato y dos mitos griegos: el de Perséfone quien al ingerir semillas de granada en el Hades se ata a la tierra de los muertos en invierno, y el de Orfeo, que intenta rescatar a Eurídice del mismo lugar (ya seguiremos con estos mitos griegos más adelante).

Los expertos siguen debatiendo en la actualidad si los elementos de estos mitos griegos se difundieron hasta Japón o si los paralelismos reflejan una tendencia general en la mitología de la humanidad. En muchas culturas se cree que al comer el alimento de los muertos se crea un vínculo con ellos. Cuando Izanami ve a su marido a la entrada de la Tierra de los Muertos le dice que ojalá hubiera venido antes porque ya "ha comido en el hogar"  de allí, acto que podría explicar su dramática transformación, de amante esposa en demonio monstruoso.