Introducción.
El rico legado de relatos, imágenes decorativas y obras arquitectónicas inspirados por los dioses y héroes de la antigua Grecia ha ejercido una profunda influencia de la cultura occidental. Salvo en los inicios de la Edad Media, desde la época romana hasta la actual, pasando por el revivir de la cultura antigua del Renacimiento, sucesivas generaciones han admirado, adoptado y adaptado la herencia mitológica griega.
Toda ciudad del antiguo mundo griego -que se extendía desde el sur de Italia hasta la costa de Asia Menor e incluía todas las islas del Adriático y del Egeo- poseía sus propios mitos, héroes y festividades religiosas, circunstancia que dificulta la comprensión de la mitología griega, porque incluso para los acontecimientos más importantes de la biografía de las grandes divinidades circulaban innumerables versiones, en ocasiones incompatibles. Además, existían ritos y celebraciones, como los Juegos Olímpicos, en los que participaban todos los griegos y ciertos héroes, como Heracles, a quienes les estaban consagrados santuarios en todo el mundo griego. Entre los numerosos relatos y obras literarias que se conocían en el mundo helénico destacan las epopeyas de Homero, y el desarrollo de un núcleo de narraciones que resultaban familiares a todos contribuyó a la creación de un sentimiento de nación griega que servía de vínculo a las ciudades-estado antagonistas de los "bárbaros", por quienes se sentían rodeados. Muchos de los mitos griegos más famosos hoy en día son producto de esta tendencia a la evolución de una mitología canónica.