viernes, 30 de septiembre de 2011

Serpientes y escorpiones

Los agentes del caos.

Serpientes y escorpiones suponían algo más que peligros cotidianos encarnaban las potencias del caos que amenazaban el orden del mundo.Al igual que otros seres a los que se les consideraba enemigos, por lo general vivían en el desierto y la persona a la que mordían o picaban quedaba expuesto a riesgos preternaturales.

Existe un texto literario que ilustra el vínculo de las serpientes con los márgenes del cosmos. Habla de un funcionario del gobierno cuyo barco naufraga en el mar Rojo y llega a una isla fabulosa. Oye un terrible estrépito y ante el aparece una enorme serpiente, posiblemente con cabeza humana. Sin duda se trata de un dios, y el hombre se desmayó de la impresión. La serpiente lo cogió con la boca y lo llevó a un lugar seguro, donde el hombre le contó que todos sus compañeros de viaje había perecido en el naufragio, y la serpiente le contó a su vez que un día, al volver a su casa, encontró a las 74 serpientes que componían su familia reducidas a cenizas por la acción de una estrella fugaz y que se encontraba completamente sola. La historia desprende una moraleja de resignación: que se debe soportar las perdidas con fortaleza. Pero el número 74 posee un significado más profundo: se refiere a las 74 manifestaciones del dios del sol que se consumieron en el holocausto final de la creación. La forma serpentina del dios vive en un mundo más allá de la creación, y al encontrarse con él, el viajero se sitúa fuera del tiempo.

Si se podían dominar las serpientes y los escorpiones en este mundo, resultaban beneficiosos. Hubo dos reyes que se llamaban Escorpión y Serpiente, pero en época posterior los poderes de estos seres empezaron a asociarse fundamentalmente con diosas, a las que podía designarse con el jeroglífico de una serpiente. La principal diosa-escorpión era Selket, protectora de los nacimientos y de los cadáveres momificados durante el enterramiento. Algunas diosas-serpientes se asociaban con lugares en las que abundaban estos animales; Renenet, diosa de la cosecha, con los sembrados y graneros, y Mertseger, diosa de la Cumbre Tebana, con el desierto.

Había multitud de conjuros mágicos para combatir las heridas producidas por serpientes y escorpiones, que no podían tratarse médicamente. Algunos iban acompañados por narraciones de mitos en los que se aparecían estos animales. En uno de ellos se cuenta que Isis huyó del taller en el que la había confinado Set para que tejiese una mortaja para Osiris y que se dirigió a Chemis, donde criaba en secreto a su hijo Horus, escoltada por siete escorpiones, a los que ordenó que fueran discretos. Al aproximarse a una población, una mujer rica vio el extraño cortejo y cerró la puerta de su casa. La mujer de un pescador acogió a Isis, pero los escorpiones se ofendieron por la actitud de la mujer rica hacia Isis y uno de ellos se deslizó en su casa, picó a su hijo y el veneno provocó un incendio en la vivienda. La mujer recorrió las calles, gimiendo angustiada, e Isis formó una tormenta para que extinguiese el fuego. Se apiadó del hijo de la mujer que, por implicación, se identificó con su propio hijo, Horus, pronunció un conjuro mágico y curó al niño, cuya madre lamentó haberle cerrado su puerta a la diosa. Arrepentida y agradecida, entregó sus bienes a la mujer del pescador.

Esta historia tiene un fuerte sabor moralizante y subraya el hecho de que la generosidad conlleva su recompensa y que se encuentra más facilmente entre los pobres y marginadosque entre los ricos. La tormenta, casi antinatural en un país sin lluvias como Egipto, muestra que el orden de las cosas puede permurtarse gracias a un acontecimiento desfavorable. Algunos conjuros mágicos incluso presentan la amenaza de que el sol deje de aparecer y que las estaciones no se sucedan si no se obtiene el efecto deseado.

jueves, 29 de septiembre de 2011

La magia de Thot

Thot, dios de la luna, que se representaba en forma de mandril, ibis u hombre con cabeza de ibis, tenía un vinculo especial con el conocimiento secreto de la magia. Su principal centro de culto estaba en Khemenu, Heliópolis para los griegos, quienes lo identificaron con Hermes. El siguiente relato se escribió en época ptolomaica.

Un príncipe llamado Setna Khaenuese oye decir que un libro de magia escrito por Thot está enterrado en una antigua tumba cerca de Menfis. Irrumpe en la tumba y se encuentra con unos fantasmas, que le cuentan que Thot los mató por haber robado su libro de magia que se encontraba en un cofre en el fondo del Nilo. Setna hace caso omiso de la advertencia, vence a los fantasmas con poderosos amuletos y se apodera del libro de Thot. A continuación se topa con una mujer muy bella de nombre Tabubu que le seduce, pero antes de permitirle a Setna que le haga el amor, le exige que le dé todas sus riquezas y que mate a sus propios hijos. El príncipe accede, pero cuando se abrazan se ve solo y desnudo en medio de un camino.

Después descubre que sus hijos están sanos y salvos y que la hermosa mujer era un simple fantasma. Prudente decide devolver el libro a Thot.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Mito y magia.

El nombre secreto de Ra.

Para los egipcios, la magia poseía gran valor, en este mundo y en el otro, como medio para anticipar o impedir las desgracias. En algunos conjuros mágicos se narran episodios míticos, y se recitaban mientras el paciente, a quien se identificaba con el protagonista del mito, ingería una medicina o se le aplicaban al cuerpo. Los himnos mágicos se dirigían a los dioses, cuyos verdaderos nombres se mantenían en secreto porque constituían una fuente de poder mágico.

Un relato, que forma parte de uno de estos conjuros mágicos, cuenta que Isis descubrió el nombre divino más secreto, el del dios del sol, Ra, que se estaba haciendo viejo y a veces babeaba. Isis vio dónde caía su saliva, la mezcló con arcillay formó una serpiente, a la que dio viday después dejó junto al camino por el que solían pasaer el dios del sol.

Cuando Ra pasó por allí, la serpiente le picó y desapareció. El dios sintió de inmediato un dolor terrible, pues el veneno se extendía por su cuerpo. A sus gritos acudieron los nueve dioses y les dijo que le había herido algo que él no había creado. Isis prometió curarlo si revelaba su verdadero nombre, a lo que Ra respondió  que era el creador cuyo nombre era Khepra al alba, Ra a la mediodía y Atón por la tarde. Isis protestó, pues no había pronunciado su verdadero nombre. Como aumentaba el dolor y Ra no podía soportarlo, abrió su corazón a Isis y le dijo su nombre secreto. La diosa sacó el veneno pronunciado el verdadero nombre de Ra y le curó, prometiendoque no transmitiría el poder del nombre secreto a nadie, salvo a Horus. En el conjuro no aparece el nombre.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El dios del sol, su travesía nocturna y las estrellas.



Los antiguos creían que el dios del sol atravesaba los infiernos en su travesía nocturna, ilustrada en los voluminosos Libros de los Infiernos que están inscritos en los enterramientos reales del Imperio Nuevo con el fin de que el faraón pudiera unirse al ciclo solar en la vida de ultratumba.

Los Libros de los Infiernos están divididos en las doce horas de la noche, cada una de las cuales se centra en el dios sol en su barca, rodeado por los seres que habitan esa región. En una composición aparecen unas mil figuras: los difuntos bienaventurados, los demonios y deidades de la región y los condenados, que sufren tormentos infinitos. Cuando el dios del sol pasa por allí, saluda a los seres de cada hora, que le dan la bienvenida y reviven con la luz que irradia la divinidad. Las descripciones son muy detalladas y ofrecen las dimensiones de los espacios que recorre. Su barca suele navegar por un sendero de agua, pero en cierto momento se desplaza por arenas sin fin, remolcada por una manada de chacales.

Algunas composiciones representan al dios sol, en mitad de la noche, descendiendo a las regiones más profundas de los infiernos y fundiéndose con el señor de ese mundo, Osiris. La imagen lleva las leyendas "Ra, que descansa en Osiris" y "Osiris, que descansa en Ra". Pero, mientras que Ra podía vincularse con Amón para dar una deidad con un sólo nombre (Amón-Ra), Ra y Osiris presentaban diferencias fundamentales. Su breve asociación desenvocaba en la renovación diaria, pero no era permanente.

El dios del sol tenía que luchar en el transcurso de la noche con su peor enemigo, la serpiente Apep pero en las últimas horas penetraba en una serpiente de la que salía rejuvenecido y renacía al alba. El ciclo del sol se conmemoraba a diario en muchos templos, no sólo en los santuarios solares. Los sacerdotes celebraban el culto dentro del edificio y en el exterior se sabía poco de él. Los puntos esenciales del culto se mantenían en secreto y se conocen gracias a ciertos testimonios a partir de 1100 a. C, y de época posterior. Se ocultaba el significado último de gran parte del ciclo solar. Un texto dice que el faraón, en calidad de sumo sacerdote. "conoce" ocho cosas sobre el sol naciente, entre ellas las "palabras" que pronunciaban las Almas de Oriente, los mandriles, animales que suelen chillar al amanecer. Sólo el faraón conocía el significado oculto de sus chillidos.



El dios del sol adoptaba múltiples formas durante su ciclo diario. Como dios de la mañana, podía ser un niño, pero por lo general era un escarabajo Khepra. Este animal que empuja una bola de estiércol del forma comparable a la del sol, simbolizaba la regenaración, el renacimiento y la trasformación. A medio día, el dios sol se presentaba como Herajti-Ra, "Ra, Horus del horizonte", y se le representa con frecuencia como una figura humana con cabeza de halcón rematada por un disco solar. Herajti era un dios antiguo, y la idea de un halcón que atravesaba el cielo en una barca se conocía desde la I dinastía. Herajti-Ra era el nombre más utilizado en los mitos sobre el papel del dios en la tierra. El sol vespertino era Atón o Atón-Ra, con forma humana y la doble corona que llevaban los faraones. Su forma nocturna, con cabeza de carnero, era simplemente una figura pictórica sin nombre específico, pero se le denominaba "Carne (de Ra), nombre que implica que la imagen era un vehículo para la presencia del dios del sol aunque no se lo identificara estrictamente con él.






Había otros dioses asociados a los cielos, y algunas deidades importantes a las estrellas o planetas: Thot era la Luna; Set, Mercurio; y Osiris era la constelación de Orión. Los mitos de la Eneadase representaban en los complejos movimientos de los cuerpos celestes, sobre todo los que cruzan a zona de los cielos por la que pasa el sol o que, como Venus, anuncian el amanecer.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mitos solares

El eterno ciclo de la renovación.

El dios del sol fue la principal deidad egipcia en la mayoría de las épocas. El mundo estaba organizado según dos principios interdependientes: la aparición y acciones del creador y el ciclo cotidiano del sol a través del cosmos, un cosmos que, en lo esencial, se identificaba con Egipto.

Todos los días, al amanecer, nacía el dios del sol de la diosa del cielo. Llegaba a la madurez a mediodía, a la vejez por la tarde y al caer la noche entraba en el infierno. Cada día, mes y año, así como el reinado de cada monarca, renovaban la creación del mundo, y esta constante renovación llevaba implícita una continua amenaza, visión pesimista que aparece en ciclos de himnos al dios sol y en composiciones que describen su tránsito por los infiernos, todos ellos destinados a contribuir al mantenimiento del orden de las cosas. El dios viajaba en una barca y les servían innumerables seres, entre ellos los difuntos bienaventurados. Sólo se representaban unos cuantos, aspectos del ser del dios del sol o deidades que conducían y defendían la barca. Los eternos adversarios del dios, encabezados por la gigantesca serpiente Apep, trataban de impedir que transitara por el cielo y el infierno.

La creación entera aclamaba el nacimiento del sol, y esta bienvenida sustentaba el transito del dios del sol. Algunas tradiciones se centraban en la benevolencia esencial del dios, y los textos que lo presentaban a esa luzproporcionaro el punto de partida de las ideas religiosas monoteístas del faraón Akenatón.