martes, 8 de mayo de 2012

Transgresores.

Violadores del orden natural.

Numerosos mitos griegos tratan sobre los transgresores y sus castigos y quizás contribuyesen a mantener el orden establecido, sobre todo en la familia pues muchos de ellos hablan de la violación de las barreras de la propiedad sexual. Casi todos están protagonizados por seres humanos, ya que, por lo general, dioses y diosas podían obrar el mal con impunidad, mientras que los desmanes de los mortales recibía severos castigos, paradoja de la que tenía plena conciencia los antiguos griegos. A continuación citaré algunos de los transgresores más destacados:

Atreo y Tiestes, hijos de Pélope, hijo a su vez de Tántalo. Cuando Atreo impidió que su hermano se apoderase del trono de Argos. Tiestes sedujo a Aérope, esposa de aquel. En venganza, Atreo invitó a Tiestes a una fiesta y le sirvió a sus propios hijos. Los hijos de Atreo eran : Agamenón y Menelao, que se casaron con Clitemnestra y Helena, quizás las adulteras más famosas. Egisto, un hijo de Tiestes, que sobrevivió, fue amante y complice de Clitemnestra en el asesinato de su primo Agamenón, esposo de esta.

Dédalo, considerado por los griegos el mayor de los artesanos e inventores mortales, también fue un transgresor. Pertenecía a la casa real de Atenas pero tuvo que abandonar la ciudad tras dar muerte a su sobrino Pérdix, artesano rival que había inventado la sierra basándose en la espina de un pez. Cuando Dédalo lo arrojó por un acantilado, el joven se transformó en perdiz (pérdix en griego)

Dédalo huyó a Creta, donde entró al servicio del rey Minos, quien había recibido de Poseidón un toro para ofrecérselo en sacrificio, un animal tan espléndido que decidió quedarse con él. Furioso, Poseidón hizo que Pasifae, esposa de Minos, se enamorase del toro. Dédalo construyó una novilla hueca de tamaño natural, en la que Pasífae podía esconderse para consumar su antinatural pasión, que dio como fruto al Minotauro, bestia salvaje mitad hombre, mitad toro. Enfadado con el artesano, Minos le ordenó que construyese el Laberinto, la prisión del monstruoso híbrido, del que más adelante saldría Teseo tras haber matado al Minotauro con la ayuda de un ovillo que Dédalo le habría dado a Ariadna.

Las Danaides, las cincuenta hijas de Dánae, descendiente de Zeus e Io. Se casaron contra su voluntad con los cincuenta hijos de Egipto, y la noche de bodas, cuarenta y nueve de ellas mataron a sus esposos. (La otra, Hipermnestra, amaba a  su marido, Linceo, y de su unión nacieron Perseo y Dánae). Las cuarenta y nueve asesinas recibieron el castigo de llenar eternamente una jarra de agua con un cedazo en los infiernos.

Tereo, rey de Tracia, ayudó a Pandión, rey de Atenas, tomó a la hija de éste, Procne, como esposa, y tuvo un hijo con ella, Itis. Filomela, la otra hija de Pandión, fue a ver a su hermana y Tereo la violó y le cortó la lengua para que no pudiera delatarlo, pero Filomela tejió un tapiz que representaba sus sufrimientos y se lo enseñó a Procne. En venganza, las dos hermanas mataron a Itis, lo cocinaron y se lo sirvieron a su padre, quien al descubrir los hechos se lanzó en su persecución. Como habían cometido un asesinato, se transformaron en aves: Procne en golondrina y Filomela en ruiseñor.