lunes, 7 de mayo de 2012

Agamenón, rey de Argos.

Entre las numerosas obras en las que se narra la suerte que corre el rey Agamenón, victorioso jefe griego en la guerra de Troya, destaca sobremanera La Orestíada, de Esquilo.


Tras la guerra, Agamenón regresa triunfal al palacio de Argos con su botín y concubina, la profetisa Casandra, hija del rey Príamo. Pero su esposa Clitemnestra, y el amante de ésta, Egisto, le tienden una trampa. Clitemnestra le recibe y le lleva al baño; después de haberse bañado Agamenón, ella hace ademán de ofrecerle una toalla, le arroja una red y el rey es asesinado. La reina da muerte también a Casandra.

Cuando Orestes, hijo de Agamenón, que está ausente, llega a la edad adulta, regresa para vengarse. Entra en palacio, disfrazado, y mata a Egisto y a Clitemnestra (con ayuda de su hermana, Electra, según ciertas versiones de algunos historiadores).

Las Furias persiguen al matricida, quien huye a Delfos para purificarse del crimen. Desde allí va a Atenas, donde es juzgado y absuelto gracias al decisivo voto de Atenea. Después reina en Argos.

Según diversas versiones Agamenón es asesinado por su esposa, a causa de los crímenes que cometió su padre Atreo, contra su hermano Tiestes, además de otros crímenes cometidos por él como el de sacrificar a su propia hija, Ifigenia, para ir en contra de los designios augurados por el adivino Calcante.