Los prodigios del mundo
En la mitología griega, las hazañas de individuos intrépidos y poderosos ocupan un lugar casi tan importante como las de los dioses y se veneraba a estos héroes prácticamente del mismo modo que se rendía culto a los antepasados e incluso en muchos casos se consideraba a los héroes antepasados nacionales, fundadores de las grandes familias y ciudades de Grecia.
Los principales que habitan el mundo de las dos grandes epopeyas homéricas, La Ilíada y La Odisea, empleaban el término "héroe" como título. En estos primeros textos, la palabra parece referirse a grandes personajes, príncipes o reyes, en ocasiones con un nutrido séquito o una relación especial con los dioses del Olimpo y otras deidades, Aquiles, por ejemplo, era hijo de Tetis, Sarpedón de Zeus y Odiseo el favorito de Atenea.
Para Homero (h. 750 a. C. o antes), los héroes eran figuras del pasado, no merecedores de culto religioso ni con una posición especial después de la muerte, mientras que para Hesíodo (h. 700 a. C.) constituían una de las cinco razas de hombres que habían existido hasta entonces, un grupo especial que en la época del escritor vivían bajo la tierra y recibían ofrendas y honores de los vivos. En el siglo V a. C. el culto a los héroes se había convertido en una forma popular de adoración religiosa: se creía que la persona que tenía a un héroe de su parte contaba con grandes ventajas y se les presentaban ofrendas especiales a estos personajes en santuarios normalmente construidos en el lugar de sus supuestos enterramientos o muerte. Existían numerosos héroes locales y se honraba a muchas figuras míticas en emplazamientos concretos: a Edipo en Colona, a Ayax en Salamina y a Teseo en Atenas.
Los antiguos griegos creían que honrar a un héroe con ofrendas rituales contribuía a garantizar su ayuda en épocas de crisis; mientras que ofenderlo conllevaba el riesgo de incurrir en su cólera. Los héroes podían mostrar poderes benéficos y maléficos, Heracles, por ejemplo, el gran civilizador que libró al mundo de monstruos, sufrió un acceso de locura transitorio provocado por la diosa Hera y asesinó a su mujer, Megara, y a sus hijos. Edipo, rey tebano bondadoso y sabio, cometió inadvertidamente los monstruosos crímenes de parricidio e incesto.
MONSTRUOS.
Los héroes griegos se enfrentaban con frecuencia a seres monstruosos. Estos son algunos de los más destacados.
Equidna, con la parte superior del cuerpo de ninfa y la inferior de serpiente repulsiva. Hija de Forcis y Ceto o de Tártaro y Gea según versiones. Fue madre con Tifón de otros monstruos: Cerbero, Ortro, Quimera, Esfinge, Hidra de Lerna, Ladón, León de Némea y el dragón de la Cólquida.
Las Gorgonas, tres mujeres, Esteneo, Euríale y Medusa, con serpientes por cabellera, cuya mirada convertía a las personas en piedra.
Las sirenas, seres femeninos generalmente representados con alas que con sus cantos hechizaban a los navegantes, los cuales encontraban así la muerte.
La Esfinge, literalmente "estranguladora", con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave. Planteaba acertijos y destruía a quienes no los resolvían.
Las Grayas, las "viejas", tres hermanas de las Gorgonas que compartían un ojo y un diente.
La Hidra de Lerna, "serpiente de agua", enorme serpiente con más de nueve cabezas.
Cerbero, perro tricéfalo que guardaba los infiernos.
La Quimera, ser semejante a un león con una cabeza de cabra en la espalda y una serpiente por cola que escupía fuego.