Los intercambios abutu, en los que los nativos de la isla de Goodenough compiten entre sí por presentar las mayores ofrendas hortícolas, comenzaron como ritual para satisfacer el apetito de Malaveyoyo, voraz canibal que, según la leyenda, asolaba el interior de la isla. Los nativos creían que si le daban suficientes productos vegetales no necesitría devorar humanos. El canibalismo aparece en la mitología de toda Oceanía, caracterizado por una fuerte hostilidad intersexual.
Muchos relatos de Papúa Nueva Guinea giran en torno al héroe que persigue a una mujer o un animal hasta una región despoblada y descubre que se encuentra en tierras de caníbales, y sus tentativas, normalmente coronadas con el éxito, de librarse de sus garras constituyen el núcleo de tales narraciones. En Polinesia circulan numerosos mitos sobre mujeres caníbales de Tahití y las islas Chathan, al este de Nueva Zelanda. Un mito tahitiano narra la hisotia de la antepasada "Rona dientes Largos", cuya hija, Hina, era una hermosas joven que se enamoró de un hombre llamado Monoi. Rona lo apresó y se lo comió, pero Hina pidió ayuda a No'ahuruhuru, el "jefe velludo", para acabar con aquella caníbal insaciables.