La primera amenaza grave que recibió Odín sobrevino con la pérdida de su hijo Balder, el más hermoso de los dioses y uno de los mas amados por Odín y su esposa Frigg, aunque en la tradición danesa no se le recuerda como dios sino como guerrero e hijo de Odín que luchó sobre la tierra. Balder sufría terribles pesadillas, y para protegerlos, Frigg pidió a todos los seres creados, incluso a los árboles y plantas y a todos los objetos de mental, madera y piedra, que jurasen que nunca la harían daño. Después los dioses se divertían arrojándole armas a Balder, a sabiendas de que no le ocurriría nada. Pero Loki descubrió que una pequeña planta, el muérdago, no le había prestado juramento a Frigg, porque la diosa la consideraba demasiado joven para producir daño. Loki la transformó en dardo y se la dio al dios ciego Höðr, que la lanzó contra Balder dejando que Loki le guiara la mano para dar en el blanco. Cuando el dardo atravesó a Balder, el dios cayó muerto y Odín y las demás deidades recogieron su cadáver y lo tendieron en una pira funeraria construida con su propio barco, junto al cuerpo de su esposa, Nanna, que había muerto de pena, y el de su caballo.
Tras la muerte de Balder, Frigg rogó que alguien fuese a Hel, el reino de los muertos, e intentase traer a su hijo, y fue Hermóðr el Temerario, hermano de Balder, quien se ofreció voluntario. Partió en el caballo de Odín, Sleipnir, y cabalgó durante nueve días y nueve noches por valles oscuros y profundos hasta llegar a un puente de oro que cruzaba el Rio Gjöll. La doncella que lo custodiaba le dijo que no podía ser un difunto, porque el puente resonaba bajo los cascos del caballo, algo que no había ocurrido cuando pasaron por él cinco huéspedes de los muertos, hacía poco. Cuando Hermóðr le respondió que estaba buscando a Balder, la doncella le indicó que siguiera el camino septentrional, hasta las puertas de Hel, y Sleipnir cubrió la distancia sin esfuerzo. Hermóðr entró en el salón en el que Balder estaba sentado y se quedó allí tres noches. Le rogó a Hel, la reina cuyos dominios llevaban su nombre, que le permitiese a Balder regresar con él, pero ella replicó que sólo lo conseguiría el llanto de todas las gentes y las cosas del mundo entero.

Y así, el dios permaneció en Hel, y cuando se supo de la responsabilidad de Loki, el dios tuvo que escapar a la cólera de los dioses y esconderse en un río adoptando forma de salmón. Lo apresaron en una red que él mismo había inventado, y los dioses lo ataron sobre tres rocas, con unas serpientes que vertían veneno sobre su cara. Sigyn, su fiel esposa intentaba recoger las gotas de veneno en una vasija, mientras las convulsiones de Loki provocaban terremotos. Permaneció atado hasta que pudo librarse en Ragnarök , el juicio final de los dioses, y atacar Asgard con los gigantes.
La muerte de Balder supuso el primer paso hacia Ragnarök , cuando Odín fue devorado por el lobo, Fenrir y vengado por su joven hijo Viðarr, que despedazó a la bestia. Viðarr fue uno de los hijos de los dioses que sustituyeron a sus padres después de Ragnarök.