viernes, 31 de agosto de 2012

Merlín el mago.

Los escritos latinos de Geoffrey de Monmouth proporcionan los vículos entre la leyenda de Merlín con fuentes celtas y su posterior desarrollo en la literatura del continente eurpoeo. El nombre de Merlino de la obra de Geoffrey deriva del galés Myrddin (Merddin).

En principio, Myrddin era un vidente o un loco visionario que vivía al sur de Escocia, por entonces anglohablante. El relato irlandés del Frenesí de Suibhne (Sweeney) y el escocés Lailoken (Llallogan) son versiones de la leyenda de Myrddin, que se centra en el Hombre Salvaje de los Bosques. En las tres narraciones, el protagonista pierde la razón a consecuencia de los horrores de la guerra y se siente culpable por las muertes que ha provocado. Los dos primeros, y también Myrddin en algunas versiones, tiene después una terrible visión de los cielos. Este relato septentrional llegó a Gales poco tiempo después de que se trasladaran a la región los habitantes del sur de Escocia, en el siglo V, y se desarrollo en el IX y el X. Geoffrey lo vincula con Ambrosío, niño prodigioso y héroe de una leyenda sin ninguna otra conexión, de la que deja constancia Nenmio en su historia de los britanos (h 800). Geoffrey atribuye al niño, a quien llama Merlino Ambrosío, la derrota de los magos del rey Vortigern.