domingo, 8 de enero de 2012

Los hijos de la calabaza.

Los mitos de Fuxi y Nugua también aparecen en las tradiciones orales de los miao y yao del sur de China, por lo general de una forma mucho más vivaz y completa que las versiones escritas de los chinos han. Les ofrezco una versión abreviada de la leyenda de Fuxi y Nagua tal y como la cuentan los yao de la provincia de Guizhou.


Un día de verano, hace mucho tiempo, un hombre trabajaba en sus campos cuando oyó al retumbar lejano de un trueno. Mandó a casa a sus hijos, un chico y una chica, y colgó una jaula de hierro bajo el alero del tejado. Al poco se puso a llover con tal fuerza que el hombre cogió un tridente afilado, como los que se usan para atrapar tigres, abrió la puerta de la jaula y montó guardia frente a la casa.

De repente brilló un relámpago y restalló un trueno, y de las nubes descendió el dios del Trueno, empuñando una enorme hacha. El hombre arremetió contra el dios, lo insertó en el tridente y con un solo movimiento lo metió en la jaula y cerró la puerta. Una vez apresado el dios del Trueno cesó la lluvia y amainó el viento. A la mañana siguiente el hombre fue al mercado a comprar hierbas y salsas para escabechar al dios cuando lo matara y les dijo a sus hijos que bajo ninguna circunstancia le dieran agua mientras el estaba ausente. En cuanto se hubo marchado, el dios del trueno pidió tan lastimosamente una gota de agua que los niños accedieron a sus ruegos. Para recompensar la bondad de los niños se arrancó un diente y les dijo que lo plantaran en la tierra, porque si no se destruiría y se marchó. Los niños plantaron el diente y al cabo de unos minutos se convirtió en una calabacera que unas horas después empezó a dar una calabaza. Volvieron las lluvias y las aguas cubrieron la tierra. Al regresar a casa del mercado, el hombre les dijo a los niños que se metieran en la calabaza y él construyó un barco, en el que subió al firmamento para rogar al Señor de los Cielos que parase el diluvio. El Señor de los Cielos atendió su petición y le ordenó al dios del Agua que detuviese la lluvia. Ansioso por obedecer, el dios del Agua puso fin a la inundación tan deprisa que el barco del hombre se estrelló contra la tierra y él murió. Sin embargo, los niños continuaron a salvo en la calabaza y fueron los únicos supervivientes.

No se conocen los nombres originales de los niños, pero a partir de entonces se les llamó Fuxi ("Botella de calabaza"). Vivieron juntos muy felices y cuando crecieron el joven sugirió que se casaran. La muchacha no parecía muy dispuesta, porque eran hermanos, pero dijo que aceptaría si su hermano la perseguía y la atrapaba, El chico lo consiguió, se casaron, y su hermana se cambió el nombre por el de Nugua, palabra que significa calabaza o melón.

Más adelante, Nugua dio a luz una bola de carne. La cortaron en trozos y subieron con ellos por la escalera que lleva al cielo. Un golpe de viento dispersó los trozos de carne por toda la tierra, y allí donde aterrizaron se convirtieron en personas: así fue como volvió a existir la humanidad.