martes, 20 de diciembre de 2011

La interrupción del sacrificio de Daksha

El suegro de Siva, señor del ganado, era Daksha, un Prajapati (señor de los seres) que había brotado del dedo gordo del pie derecho de Brahma. En este relato, basado en el Mahabharata, se habla de un sacrificio de un caballo que había preparado Daksha según los ritos védicos. Sati, esposa de Siva, es la hija de Daksha.


Todos los dioses, encabezados por Indra. decidieron asistir a la ceremonia de Sita, la esposa de Siva, los vio montados en sus carros, que desprendían destellos de luz. "¿Por qué no vas tú también, oh ilustres?", le preguntó a Siva, y éste le respondió que los dioses pensaban que él no debía participar en ningún sacrificio. Sita replicó: "Señor, entre todos los seres, tu eres el superior, pero me avergüenza que te nieguen la participación en el sacrificio."

Picado por sus palabras, el señor del ganado reunió sus poderes del yoga, cogió su potente arco e irrumpió en el sacrificio con sus temibles sirvientes. Unos rugían, unos emitían terribles carcajadas, otros rociaban las llamas con sangre, otros arrancaban los postes del sacrificio y otros devoraron a los sacerdotes oficiantes. Después el animal del sacrificio se transformó en ciervo, pero Siva los persiguió con arco y flechas.

En pleno vuelo, la cólera de Siva destiló una gota de sudor de su frente y en el punto de la tierra en el que cayó la gota brotó una enorme hoguera de la que surgió un hombre rechoncho y peludo con brillantes ojos rojos y dientes monstruosos que redujo a cenizas al animal del sacrificio y obligó a los dioses a huir aterrorizados. Era la Enfermedad, que llevaba pesar y dolor allí donde iba, Hasta que Brahma le prometió a Siva que participaría en los sacrificios futuros y le rogó que moderase su ira y dominase el mal que había creado. En respuesta a las súplicas de Brahma y ante la perspectiva de participar en los sacrificios, Siva dividió la Enfermedad en múltiples formas. Así, cada ser tuvo su propio mal: los elefantes, dolor de cabeza; Los toros, dolor de pezuña; la tierra, salinidad; las vacas, cegueras; los caballos, tos; los pavos, la cresta partida; los cucos, enfermedad de los ojos; los loros, hipo; los tigres, cansancio, y la humanidad fiebre.

Según otra narración, el sacrificio acaba en una reyerta de la que los dioses salen por la nariz rota, las mandíbulas partidas y el pelo arrancado. Siva le corta la cabeza a Daksha y la arroja a la hoguera del sacrificio. Una vez apagada la cólera del dios, le pone a Daksha la cabeza de una cabra. Según otra versión, Brahma interviene después de que el fulgurante tridente de Siva haya atravesado el pecho de Visnú, protector de este mundo. Brahma finalmente convence a Siva de que propicie a Visnú, y tras su reconciliación el universo recobra la armonía.