La tarea de Kali (la "oscura" o el "tiempo") consiste en destruir a los demonios que amenazan el orden cósmico, pero a veces se emborracha de tal modo con sangre de la batalla que se pone a destruir el mundo. Se la representa con frecuencia como una bruja demacrada, con un collar de calaveras o de cabezas cortadas, asidua de los campos de batalla o de los crematorios. En un mito, Kali se enfrenta con Chanda y Munda, jefes de los demonios, y mata al demonio Raktavija, el que se autoreproduce.
Kali era oscura y flaca, con colmillos prominentes, y llevaba un collar de cabezas humanas y una piel de tigre. Mató a los demonios entre rugidos. Después la llamó Durga para que la ayudase en la lucha contra el demonio Raktavija, que tenía el poder de producir copias de si mismo con cada gota de sangre que caía al suelo. Durga y las Matrikas ("madrecitas" normalmente siete) le infligieron varias heridas, pero no acabaron con él. Entonces apareció Kali, jubilosa, y derrotó al demonio: cogió su sangre antes de que cayera, le chupó el cuerpo hasta secárselo y se tragó a todos los pequeños Raktavijas.
Los Tungs (que cometían asesinatos rituales estrangulando) daban validez a sus prácticas con una variante de la historia de Raktavija. Cansada de tanto esfuerzo, Kali hizo dos hombres con el sudor de sus brazos, le dio a cada uno un cuadrado de tela y les dijo que siguieran matando a los demonios sin derramamiento de sangre. Al poco, habían estrangulado a todos, y Kali les dijo que guardaran las telas y continuaran ofreciéndole víctimas a modo de sacrificio.
El sacrificio de animales forma parte del culto a las diosas locales de toda la India, pero los más espectaculares están vinculados con Kali. En su templo de Kalighata se sacrifican cabras a diario, y según la tradición, en épocas pasadas se le ofrecían víctimas humanas.