Introducción.
La mitología China tiene casi cuatro milenios de antigüedad, si bien los textos hallados en el norte del país atestiguan la existencia de asentamientos humanos desde 3000 a. C., aproximadamente: los xia, pueblo tribal, dominaron gran parte de esta región desde 2000 a. C. o antes hasta h. 1500 a. C. En principio, su animal totémico era la serpiente, que aparece en algunos de los mitos chinos más antiguos, y después el dragón, símbolo que ha perdurado en la mitología y la cultura de este país.
Los yin se enfrentaron a los xia y establecieron la dinastía Yin o Shang alrededor de 1500 a. C. Dominaron la técnica del bronce y su emblema era el "ave roja", símbolo del sur. Ofrecían sacrificios a numerosas divinidades, como el sol, la luna, las nubes, la tierra, las montañas, los ríos y los cuatro puntos cardinales, y la más importante era Shang Di, venerada como antepasada de la dinastía. Intentaban ponerse en contacto con espíritus leyendo las grietas de los "huesos oraculares" chamuscados y mediante otras prácticas chamanísticas, como cánticos, bailes y trances estáticos.
Con la siguiente dinastía, la Zhou, las familias adoptaron apellidos hereditarios y se extendió el culto a los antepasados, pero no desaparecieron las antiguas deidades y los dioses de la tierra, la lluvia y los ríos siguieron gozando del favor popular. Los monarcas Zhou preferían el culto a Tian "Cielo".
A punto de acabar la dinastía Zhou surjieron diversas filosofías políticas. El modo de vida establecido por Confucio (latinización de Kong Fuzi o "maestro Kong", 551-479 a. C.) se basaba en el ritual, el amor filial y la educación y el dominio de la vida china hasta la llegada del comunismos. La segunda gran escuela, la del taoísmo abogaba por un estado no intervencionista y por la vuelta a la sencillez rural y, por encima de todo, creía que la humanidad debía vivir en armonía con la naturaleza en lugar de tratar de someterla. El yin y el yang (los principios femenino y masculino) debían estar en equilibrio.
Entre los confucionistas existía una tendencia al agnosticismo respecto a los dioses y espíritus tradicionales; sin embargo, ante la aparición del budismo, el taoísmo adquirió un carácter más religioso y su propia mitología. Taoísmo, budismo, confucionismo y las creencias más antiguas convivieron en una atmósfera de respeto e influencia recíproca y esta coexistencia pacífica explica la larga herencia cultural de la mitología china.