La gran epopeya de la mortalidad.
La
versión más completa de la epopeya de Gilgamesh aparece en un texto
acadio de ka biblioteca de Asurbanipal en Nínive. Gilgamesh, al que se
describe como "dos tercios de dios y un tercio de hombre", oprime a sus
súbditos en Erech, y cuando éstos acuden a los dioses para pedirles un
homónimo que mantenga a raya a su soberano, los dioses crearon a Enkidu,
el salvaje arquetípico, cubierto de pelo y que vive entre las bestias.
Enkidu pierde sus características al mantener relaciones con una
prostituta, que le introduce en la civilización. Después entabla combate
con Gilgamesh, tras lo cual se hacen amigos íntimos y se embarcan en
heroicas empresas, como matar a Humbaba. Al regresar a Erech, la diosa
Istar invita a Gilgamesh a ser su consorte, pero él la rechaza,
despectivo. Enfurecida, la diosa envía al "Toro del Cielo" para que le
ataque, pero Gilgamesh y Enkidu matan al animal.
Los
dioses deciden que Enkidu debe morir por haber participado en el
asesinato de Humbaba y del Toro. Ante la suerte que corre Enkidu,
Gilgamesh comprende la realidad de la muerte, y se propone descubrir el
secreto de la vida eterna. Atraviesa las Aguas de la Muerte, va a ver al
único hombre que ha obtenido la inmortalidad, Utnapishtim, que le habla
de una planta que da la inmortalidad y que crece en el fondo del mar.
Acompañado por el barquero de Utnapishtim, Gilgamesh recoge la planta,
pero antes de que pueda usarla se la roba una serpiente (así es como
obtiene el don del rejuvenecimiento este animal, que cambia la piel).
Gilgamesh regresa a Erech y enseña su magnífica ciudad al barquero.