En el relato sumerio de Dumuzi y Enkidu aparece representada en forma mítica la secular rivalidad entre los modos de vida agrícola y pastoriles, tema semejante al que sirve de base a la historia de Caín y Abel del Génesis. No obstante, el punto central del mito consiste en el cortejo de Dumuzi e Inanna, diosa de la fertilidad y su unión.
La diosa Inanna debe elegir esposo, y los dos rivales son Dumuzi, el pastor y Enkidu, el agricultor. Utu, dios del sol y hermano de Inanna, la insta a que acepte a Dumuzi, pero al principio Inanna muestra preferencia por Enkidu. Sin embargo, Dumuzi insiste, asegurando que puede ofrecer un producto mucho más valioso con su rebaño que Enkidu. Los rivales se encuentran y se pelean a prillas de un río, pero Enkidu se rinde y permite que los rebaños de Dumuzi pasten en su isla. Después el pastor invita al agricultor a su boda con la diosa, y el texto acaba con la promesa de Enkidu de regalar a Dumuzi e Inanna varios productos agrícolas.
En otros mitos Dumuzi, aparece como esposo de Inanna y en numerosas composiciones de carácter marcadamente erótico se conmemora el amor de la diosa por él. Como diosa de la fertilidad, Inanna renovaba la vegetación y favorecía el nacimiento de seres humanos y animales: Dumuzi era la encarnación de las fuerzas creativas de la primavera y su matrimonio con Inanna simbolizaba y llevaba a cabo la renovación de la vida al iniciarse el año. Este acontecimiento se actualizaba periódicamente en varias ciudades, en el que el rey asumía el papel de Dumuzi o Tammuz y supuestamente mantenía relaciones sexuales con la diosa, asegurando la fertilidad y prosperidad de la tierra.
Un texto sumerio cuenta que Shulgi, rey de la III dinastía de Ur, celebró en la realidad este ritual, y al entrar en la cámara nupcial le recibió Inanna con un apasionado canto de amor. Una vez consumada la unión, la diosa pronunció un "buen destino" para el rey y el país al año siguiente.