domingo, 7 de octubre de 2012

Europa Central y Oriental.

Integrado por diversos pueblos, el grupo eslavo comprende desde los kasubos al norte hasta los macedonios al sur, cada uno de ellos con una lengua propia reflejo de su identidad. Pero, debido a su relativa juventud entre los pueblos europeos, los eslavos comparten en gran medida una tradición mitológica, tradición que ha escapado a la influencia preservadora de la lengua escrita, ya que la escritura la escritura llegó a la región en los siglos IX y X, con la conversión al cristianismo, que desdeñó, representó erróneamente o condenó las prácticas paganas. Por ello, reunir los detalles de las creencias primitivas supone una tarea detectivesca, aunque el retraso y el aislamiento económico (sobre todo en Rusia) han permitido la supervivencia, si bien de forma distorsionada, en una amplia gama de mitos muy antiguos.

La mitología eslava se ocupa de seres sobrenaturales con quienes se encuentran los mortales, que casi siempre corren riesgos en tales encuentros. Se conservan los nombres de los dioses, pero poco se sabe sobre sus cultos, salvo en casos excepcionales, como el de la diosa de la fertilidad Malosh. Los cuentos populares reflejan las antiguas creencias relacionadas con ritos de tránsito o con el chamanismo. El Otro Mundo al que acceden los chamanes está habitado o custodiado por monstruos, y los cantos épicos cuentan que estos seres malignos, si bien obtienen su poder del Más Allá, abandonan esa región para amenazar a la humanidad en la tierra.

También se conoce el culto a los antepasados difuntos, quizás animales totémicos en sus orígenes, que desempeñan un papel fundamental en los cuentos y creencias populares actuales sobre los espíritus domésticos