miércoles, 3 de octubre de 2012

El robo de las Manzanas de Oro.

Freyja desempeñó un papel pequeño pero importante en la recuperación de las Manzanas de Oro de la inmortalidad, robadas por un gigante a la diosa Iðunn, su guardián en Asgard.

Odín, Loki y Hœnir viajaban juntos y un día intentaron asar un buey para la cena, pero la carne no se cocinaba debidamente. Un gran águila (en realidad el gigante Þjazi) que estaba encaramada a un roble se ofreció a ayudarles a cambio de que la invitaran a compartir la comida. Lograron asar al animal y el ave cogió la mayor tajada. Furioso Loki la atacó con un gran palo, pero el águila echó a volar con el palo en el cuerpo y Loki sujeto al otro extremo. Þjazi arrastró al dios por el suelo y aseguró que no lo soltaría hasta que Loki jurase que lo llevaría hasta la diosa Iðunn y las Manzanas de Oro de la inmortalidad.

Al llegar a Asgard, Loki consiguió que la diosa se internase con las Manzanas de Oro en un bosque con el pretexto de enseñarle unas frutas más bonitos que las suyas. Apareció el gigante Þjazi en forma de águila, se apoderó de la diosa y se la llevó a Jötunheim, el país de los gigantes.

Despojados de las manzanas, los dioses empezaron a envejecer y a arrugarse, y cuando se enteraron de que Loki había participado en el robo le amenazaron con matarlo a menos que les devolviera a Iðunn. Loki adoptó la forma del halcón de Freyja, voló hasta el palacio de Þjazi, transformó a Iðunn en nuez y partió con ella entre las garras. Al poco, el gigante salió en su persecución, pero mientras Loki volaba hacia Asgard los dioses prendieron fuego a un montón de virutas de madera, y cuando Þjazi iba a traspasar el umbral se quemó las alas. Cayó al suelo, los dioses le dieron muerte y a partir de entonces las Manzanas de Oro permanecieron en Asgard, procurando eterna juventud a los dioses.