La creación de la humanidad. Mitos sobre inundaciones.
Los mitos sobre la diosa creadora Nugua y el dios creador Fuxi se encuentran entre los más antiguos de China. Su procedencia es incierta, pero ambos nombres derivan de vocablos que significan calabaza o melón, frutos que también aparecen en los mitos sobre la fecundidad y los orígenes de otras culturas. Con la dinastía Han se los solía representar como una pareja casada, con cabeza humana y colas de serpiente entrelazadas, pero cabe la posibilidad de que al principio Nugua y Fuxi fueran deidades independientes cuyas vidas se vincularon, como sucede, por ejemplo, con Zeus y Hera en la mitología griega. Las colas serpentinas denotan una posible conexión con la serpiente totémica de los primitivos xia.
A partir del siglo IV a. C. Nugua y Fuxi aparecen en muchos libros relacionados con diversos mitos, con tres temas principales: la creación de la humanidad, las primeras luchas contra las catástrofes naturales (sobre todo los diluvios) y la guerra. Se veneraba especialmente a Nugua como creadora y protectora de los primeros seres humanos.
Un importante mito cuenta que, mientras la diosa vivía en la tierra, estalló un conflicto entre el dios del fuego y rey del universo, Zhu Rong, y el dios del agua, Gong Gong, al que en ciertas versiones se consideraba hijo de Zhu Rong. El primero gobernaba el universo con firmeza y prudencia y se encargaba de que el sol saliera regularmente en el cielo y de que las personas creadas por Nugua disfrutaran de condiciones favorables para continuar con su vida cotidiana. Gong Gong, un ser espantoso con cuerpo de serpiente y cabeza humana cubierta de greñas pelirrojas, envidiaba a Zhu Rong y estaba decidido a arrebatarle el dominio del universo. Se entabló una encarnizada batalla entre los dos dioses, primero en el cielo y después en la tierra. Gong Gong reunió a todos los seres del mar y los ríos para atacar a las fuerzas del dios del fuego, pero al final no pudieron soportar el calor del sol, que hervía el agua y los dejaba chamuscados e impotentes.
Los planes de conquista de Gong Gong se vinieron abajo y su decepción se tornó en cólera. Enfurecido, le dio un cabezazo a la montaña Imperfecta, que se desplomó y quedó reducida a escombros. Este monte de extraño nombre era el principal punto de apoyo del cielo al noroeste del mundo y al desaparecer se abrió un enorme agujero en el firmamento, complementado por la depresión que surgió en la tierra, al sureste.
El mundo perdió su equilibrio y la humanidad sufrió mucho con las catástrofes que sobrevinieron: los incendios arrasaron montes y bosques y las llanuras quedaron anegadas. Las aguas se precipitaron hacia el sureste, donde la tierra había descendido, razón por la que, según se dice, los ríos chinos discurren de oeste a este.
Nugua no podía permanecer tranquilamente observando los sufrimientos de sus criaturas. Con el fin de reparar el agujero del cielo fue al lecho de un río, eligió gran cantidad de piedras, construyó un horno y las fundió, y a continuación les dio la forma deseada. Voló hasta el cielo y llenó los orificios con las piedras fundidas, sin dejar ninguna grieta. Para asegurarse de que no volviera a romperse el cielo, decidió matar una tortuga gigante y colocar sus cuatro patas como soporte en lugar de la montaña Imperfecta. A continuación quemó unas cañas y con las cenizas tapó los huecos de las orillas de los ríos para controlar las crecidas.