Anat, Astarté, Hathor y Taueret.
En una carta dirijida a la asamblea de los dioses en el transcurso del enfrentamiento entre Horus y Set,. Neith sugería que se le concediesen a Set dos diosas extranjeras, Anat y Astarté, en compensación por haber cedido sus derechos al trono a Horus, circunstancias que podrían implicar que Set no era digno de casarse con una diosa egipcia. En una narración de un texto de magia se cuenta que Set se abalanzó sobre Hathor mientras la diosa se bañaba en el río, como un carnero, y la violó. La semilla fértil voló de la diosa a la frente de Set, que se puso enfermo, porque Hathor era la prometida del sol nocturno y sólo el fuego divino podía dejarla preñada. Anat, esposa de Set, corrió a pedir ayuda a Ra, e Isis recuperó la semilla divina y curó a Set.
Astarté, la otra esposa extranjera de Set, aparece en un mito en el que los dioses egipcios se hallan enfrentados con la deidad del mar. Ptah y la Eneadase vieron obligados a rendir tributo al mar. Renenutet llevó oro, plata y lapislázuli a la orilla, pero el insaciable mar quería aún más y amenazó con esclavizar a los dioses de Egipto si no recibía más tesoros. Renenutet envió un pájaro a la casa de Astarté con el mensaje de que llevara su tributo al mar y la diosa se echó a llorar. Llevó su parte del tributo a la orilla, pero al llegar al lugar de su destino se puso a cantar y a burlarse del mar, que exigió que le entregasen a la propia Astarté. La bella diosa se presentó ante la Eneada, que le dió varias joyas, entre ellas el collar de Nut y el sello de Geb. Astarté fue a la orilla con las joyas, pero acompañada por un Set dispuesto a luchar contra el mar. No se conserva el final de la narración, pero lo más probable es que Set venciera al mar con su fuerza y que salvase a Astarté.