Los yanomami del sur de Venezuela han hecho todo lo posible por proteger sus creencias y modo de vida tradicionales frente a las influencias del mundo exterior.
Los yanomamis se autodenominan "pueblo fiero" y creen que la sangre de Periboriua (el Espíritu de la Luna) se derramó sobre la tierra, transformándose en hombres. Como nacieron de la sangre, se consideran fieros por naturaleza y guerrean continuamente entre si. Mas adelante uno de los descendientes de Periboriua dio a luz a los hombre y mujeres más dóciles. Según uno de los cuatro grupos yanomami, el origen de todas las cosas es Omama, benévolo dios creador. Al principio en el mundo había dos niveles, pero ahora hay tres: el tercero apareció cuando el nivel superior se desgastó y se desprendió de él una gran porción, en la que habitan dos hombres, uno de ellos Omama. Un día, mientras pescaba, Omama sacó de un arroyo a una mujer que no tenía genitales, sólo un orificio del tamaño del ano de un colibrí. Omama formó sus órganos sexuales con los dientes de una piraña y engendró a muchos hijos con ella, los antepasados de los yanomami. Otras razas se engendraron con la neblina o la espuma de los ríos, que un ave manipuló para formar hombres de distintos colores.