En el antiguo Egipto, las fuerzas del caos podían personificarse en ocho divinidades, la Ogdoada.
La Ogdoada estaba formada por cuatro parejas, cada una de las cuales simbolizaba un aspecto del estado primigenio. Nun y Naunet eran el dios y la diosa de las aguas primordiales, Kek y Keker las deidades de la oscuridad, Amón y Amaunet encarnaban un poder invisible y Heb y Heber lo ilimitado. A veces se incluían otras parejas en la Ogdoada, pero el número total de deidades era siempre ocho, que se imaginaban en forma de serpientes y ranas, seres del limo primigenio. En otros casos, aparecen como mandriles saludando el primer nacimiento del sol.
Los egipcios veneraban la Ogdoada principalmente en un lugar llamado Khemenu ("Octaba Ciudad") y los griegos en Hermópolis, emplazamiento de la "Isla de Fuego", donde nació el sol la primera vez. La Ogdoada se unió para formar el huevo cósmico, en el que se incubó el dios del sol. Se dice que una parte de la cáscara del huevo cósmico está enterrada en el templo de Hermópolis.
La Ogdoada estaba formada por cuatro parejas, cada una de las cuales simbolizaba un aspecto del estado primigenio. Nun y Naunet eran el dios y la diosa de las aguas primordiales, Kek y Keker las deidades de la oscuridad, Amón y Amaunet encarnaban un poder invisible y Heb y Heber lo ilimitado. A veces se incluían otras parejas en la Ogdoada, pero el número total de deidades era siempre ocho, que se imaginaban en forma de serpientes y ranas, seres del limo primigenio. En otros casos, aparecen como mandriles saludando el primer nacimiento del sol.
Los egipcios veneraban la Ogdoada principalmente en un lugar llamado Khemenu ("Octaba Ciudad") y los griegos en Hermópolis, emplazamiento de la "Isla de Fuego", donde nació el sol la primera vez. La Ogdoada se unió para formar el huevo cósmico, en el que se incubó el dios del sol. Se dice que una parte de la cáscara del huevo cósmico está enterrada en el templo de Hermópolis.