domingo, 1 de mayo de 2011
Ehécatl, dios del viento.
Se asociaba a Ehécatl con los cuatro puntos cardinales, porque el viento sopla en todas direcciones. Sus templos tenían forma cilíndrica, con el fin de ofrecer menos resistencia al viento. En algunos casos se le representa con dos máscaras por las que penetraba el viento.
Según el mito azteca, tras la destrucción del cuarto sol los dioses se reunieron el Teotiahuacán, y Nanahuatzin y Tecciztecatl se arrojaron al fuego sacrificial y se convirtieron en el sol y la luna. Quedaron inmóviles hasta que Ehécatl sopló con fuerza sobre ellos: al principio, sólo se movió el sol pero cuando el astro se puso en el ocaso, también se movió la luna.
En ocasiones se le interpreta como una de las manifestaciones de Quetzalcóatl, tomando el nombre de Ehécatl-Quetzalcóatl, apareciendo en el aliento de los seres vivos y en las brisas que traen las nubes con lluvia para las siembras.