jueves, 31 de enero de 2013

Mis nominados son



Y mis nominados son

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sábado, 26 de enero de 2013

Los embusteros.

La ruptura del orden ancestral.

En muchas zonas de Australia existen mitos sobre seres tramposos y embusteros que desencadenan acontecimientos impredecibles. Pueden ser benévolos, pero con más frecuencia subvierten el orden ancestral  robando alimentos silvestres o empujando a las personas al robo o la pelea o a renegar de las obligaciones sociales. Algunos expertos sostiene que tales personajes representan un estrato primitivo de la mitología aborigen, anterior a los héroes ancestrales vinculados a la división de la sociedad en clanes.

En los Kimberleys occidentales se cuenta que una raza de embusteros conocidos como Ngandjala-Ngandjala y Wurulu-Wurulu merodean por la regiones despobladas cometiendo tropelías, como estropear las cuevas en las que los héroes ancestrales dejaron sus autorretratos cubriéndolos con sus propias pinturas. Estos embusteros se parecen mucho entre sí en el arte aborigen. Los Ngandjala-Ngandjala no son necesariamente malévolos, porque, si bien algunas personas aseguran que destrozan las cosechas, otras creen que las mejoran y maduran frutos comestibles cocinándolos. Durante la época de los monzones se los ve a veces en las nubes y las columnas de niebla que ascienden del suelo después de la lluvia señalan las fogatas en las que se cocinan las frutas. Son víctimas de otro tramposo, Unguramu, que roba raíces comestibles mientras se tuesta en las hogueras de los Ngandjala-Ngandjala, que se vengan agarrándolo por la cola y tirando de ella hasta que Unguramu les revela donde ha escondido la fruta cocinada.

Los Wurulu-Wurulu desbaratan el orden ancestral afinando palos con flores banksia, que utilizan como herramientas para extraer la miel silvestre. Cuando alguien encuentra un panal vacío, saben que por allí ha pasado un Wurulu-Wurulu.

Se asocia otro tramposo de los Kimberleys occidentales llamado Argula con la brujería. En esta región, la conducta antisocial puede castigarse pintando una pintura humana deformada en un abrigo rocoso y entonando canciones insultantes dirigidas a ella, lo que, según la creencia, provocará daños físicos en el malhechor o incluso la muerte. Se cree que, en algunos casos, estas pinturas son obra de Argula. Los aborígenes atribuyen también las pinturas rupestres del oeste de Arnhem Land, fechadas por los arqueólogos en una época anterior al ascenso del nivel del mar provocado por la última glaciación, a una clase de tramposos denominados mimi. Las figuras gráciles y ágiles que aparecen en las pinturas representan a estos seres que viven en grietas de las escarpadas Arnhem Land. Los mimi  se encolerizaban si les coge desprevenidos la presencia de una persona desconocida, y para evitar el enfrentamiento con ellos, quienes forrajean por la región rocosa les gritan para advertirles de que se aproximan seres humanos. Los mimi castigan a las personas que aparecen de improviso provocándoles enfermedades, pero por lo demás sueles ser benévolos: enseñaron a la humanidad las artes de la caza, por ejemplo. Si embargo, si un cazador se topa con un ualabí que actúa como si estuviera domesticado debe dejar en paz al animal, pues podría ser una mascota de los mimi, que matan a quienes le hacen daño.

Otra figura de tramposos tienen un carácter más siniestro y resultan especialmente terribles: los Namorodo del oeste de Arnhem Land, tan delgados que consisten únicamente en piel y huesos unidos por nervios. Viajan de noche, haciendo un ruido siseante al volar por los aires, y pueden matar con una de sus uñas a cualquiera que oigan. Son especialmente vulnerables los enfermos y heridos. Si los Namorodo capturan el espíritu de un muerto, no podrá reunirse con los antepasados totémicos y se convertirá en un ser maligno que errará por los páramos. Los Namorodo están asociados con las estrellas fugaces y, en las pinturas sobre corteza, con brujería.

jueves, 24 de enero de 2013

Wodoy y Djunggun.

Este mito de los Kimberleys occidentales tiene un paralelismo en los mitos de la tierras bajas suramericanas  sobre lo crudo y lo cocinado, interpretados por el antropólogo francés Claude Leví-Strauss, según el cual cocinar la miel constituye una metáfora del incesto (cierta clase de abeja de Suramérica fabrican una miel tan dulce que quienes la toman no saben si saborean un manjar o si se queman con el fuego del amor).

En la antigüedad no se hacían distinciones entre generaciones ni familias y las relaciones incestuosas eran algo cotidiano. Un hombre llamado Djunggun y otro llamado Wodoy establecieron la forma ortodoxa del matrimonio, distinguiendo entre esposa y hermana. Intercambiaron tallas sagradas de madera y dijeron : "Casémonos, tu con mi hija y yo con la tuya, y así nos respetaremos mutuamente." (En los Kimberleys y hasta el día de hoy, se establecen vínculos entre los clanes intercambiando tallas de madera, ocre, rojo, plumas de loro y mujeres como esposas.) Djunggun recogió miel silvestre, la envolvió en una azucarera y la coció en un foso, Wodoy se quedó pasmado ante la estupidez de Djunggun, porque sabía que la miel sabía mejor cruda, pero era demasiado tarde, la miel ya estaba cocida. Wodoy la probó y pensó que se había estropeado.

Djunggun era tan codicioso como estúpido y decidió guardar a su hija para sí; Wodoy le arrancó la cabeza con un palo, después de lo cual ningún hombre se casó con su hermana. Wodoy y Djunggun se transformaron en aves, en especies distintas de chotacabras.

martes, 22 de enero de 2013

Orígenes del matrimonio.

Existen varios mitos regionales que explican los orígenes del matrimonio. Según la leyenda, dos hombres, Halcón  (Biljara) y Cuervo (Wagu), instituyeron el matrimonio en el sureste especificando los grados de parentesco permisibles en una relación. El Cuervo trató de engañar con frecuencia al Halcón, según un relato, el Halcón era guardián de dos muchachas con las que había prohibido al Cuervo que se casara. En venganza, el Cuervo mató al hijo del Halcón e intentó cargar a otro con el asesinato, pero el Halcón se enteró de la verdad y enterró al Cuervo junto a su hijo muerto. El Cuervo escapó y continuó la lucha. Según cierta narración, el Halcón convirtió al Cuervo en esta ave quemándolo hasta dejarlo negro y se transformó en ave cuando el cuervo lo convenció de que alzase el vuelo.

Las comunidades aborígenes suelen estar divididas en dos mitades, cada una de ellas asociada con uno de los protagonistas mito original del matrimonio, como el Halcón o el Cuervo. Una persona solo puede casarse  con un miembro del grupo opuesto y los hijos pertenecen al grupo del padre (en los Kimberleys) o al de la madre (en el sureste)

lunes, 21 de enero de 2013

Mitos funerarios de los tiwi.

Los tiwi destacan por sus postes funerarios que, según la creencia, empezaron a erigirse tras el enfrentamiento entre Purukupali y Tjapara.

Cuando muere un tiwi se le entierra inmediatamente, pero el rito funerario se pospone varios meses, hasta que remite el duelo de los familiares. En el funeral, o ceremonia pukimani se erigen postes de vivos colores para señalar la tumba y su número varía según la edad y la posición del difunto. De forma un tanto vaga los postes simbolizan el vínculo entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

martes, 15 de enero de 2013

Muerte y duelo.

Los orígenes de la muerte.

Los mitos aborígenes tratan la muerte como una consecuencia de los errores humanos. No era inevitable, y los heroicos seres ancestrales del Periodo de Creación tuvieron la oportunidad de vivir eternamente; pero a causa del odio, la estupidez o la codicia, el don de la inmortalidad se escapó de las manos de la humanidad y sólo lo conservaron la luna, que crece y mengua todos los meses, y el cangrejo, que se deshace del caparazón viejo y se cubre con otro nuevo.

Según los worora de los Kimberleys occidentales, un tal Widjingara fue la primera persona que murió, en una batalla contra unos wandjinas. querían raptar a una mujer que estaba prometida en matrimonio a otro hombre y Widjingara lucho para que se respetaran las reglas matrimoniales instituidas por Wodoy y Djunggub. Depositaron su cuerpo en un ataúd de corteza, y su esposa, la Pitón de Cabeza Negra, inició el duelo: se afeitó el pelo y se frotó el cuerpo y la cabeza con cenizas, inaugurando así la tradicional forma aborigen de mostrar duelo.

Como Widjingara regresó de la tumba, con un cuerpo renovado, la Pitón de Cabeza Negra se enfadó "¿Por qué has vuelto?" preguntó. "¡Mírame! ¡Yo que me había afeitado la cabeza y la había ennegrecido con cenizas¡" Enfurecido a su vez por la mala acogida de su esposa, Widjingara regresó indignado a la tumba y más adelantes se transformó en el gato nativo (dasyurus), marsupial nocturno australiano semejante al gato domestico. Desde entonces se perdió la posibilidad de rejuvenecer: todos tenemos que morir, y la pitón parece guardar luto continuamente. Hasta que la interrumpieron los misioneros a principios del siglo XX, los worora tenían la costumbre de tender los cadáveres sobre una plataforma funeraria hasta que se pudría la carne y se colocaban los huesos en una cueva, en la región natal del difunto. Si la plataforma no se construía con sumo cuidado, el gato nativo, transformación viviente de Widjingara, podía cebarse en el cadáver.

Para los murinbata, que viven al noroeste del Distrito del Río Victoria, se cuenta que el Cuervo y el Cangrejo discutieron un día sobre el mejor modo de morir. El Cangrejo dijo que el conocía un sistema muy bueno y le pidió que esperase en su campamento a que él volviera. Encontró un agujero en el suelo, se libró de su viejo caparazón todo arrugado y se metió en el hoyo a esperar a que se formase uno nuevo. El cuervo se impacientó y al cabo de cierto tiempo fue a ver que ocurría. Cuando el Cangrejo lo vio asomado al agujero le dijo que esperase un poco más y cuando volvió al campamento con el caparazón nuevo, el Cuervo exclamó: "¡Así se tarda mucho!. Yo conozco un método más rápido de morirse." E inmediatamente puso los ojos en blanco y cayó hacia atrás. "¡Pobre Cuervo!, dijo el Cangrejo. Cogió agua y salpicó al ave, pero no logro revivirla, porque estaba muerta. Lo murinbata comparan los tipos de muerte elegidos por el Cuervo y el Cangrejo con las danzas escogidas por dos bailarines en un baile secular, en la que cada uno decide por la que le resulta más conveniente, del mismo modo que las personas prefieren morir como el Cuervo.

Encontramos otro mito sobre el origen de la muerte entre los tiwi de las islas Melville y de Barhurst situadas frente a la costa del Territorio septentrional. Aunque a solo 25 kilómetros del continente, se cree que los tiwi  se han mantenido aislados de las demás sociedades aborígenes durante milenios. Según su mito, las islas estaban habitadas por los hijos de una anciana ciega, Mudungkala, y su hijo, Purukupali, se casó mas adelante (no esta claro de donde procedía su esposa) y engendró un niño. Compartía el campamento con Tjapara, el Hombre de la Luna, que estaba soltero y empeñado en seducir a la esposa de Purukupali. Un día muy caluroso se internó con ella  en el bosque, dejando al hijo de Purukupali dormido a la sombra de un árbol. El sol se movió por el cielo, el niño quedó expuesto a sus fuerte rayos y murió. Purukupali se enfadó terriblemente y declaró que a partir de entonces todos debían morir. Tjapara le suplicó que le permitiese llevarse el cuerpo del muchacho tres días y le devolvería la vida. Purukupali se negó y tras una pelea con Tjapara cogió el cadáver y se adentró en el mar, dejando un gran remolino en el punto en que se hundió. Tjapara se transformó en luna y ascendió al cielo, aún con las cicatrices que le había hecho Purukupali al luchar por el cadáver. Los demás habitantes originales de la isla se reunieron para celebrar la primera ceremonia mortuoria y prepararon los grandes postes ornamentados que se emplean actualmente en los funerales de los tiwi.

Numerosos mitos aborígenes sobre los orígenes presentan a los primeros seres como creaciones o hijos de un sólo progenitor, que los hace hermanos y hermanas, y ofrecían explicaciones muy diversas para el matrimonio y la procreación de futuras generaciones una vez perdida la inmortalidad. En algunos casos, parece como si los hermanos hubieran podido emparejarse literalmente entre si en aquella época, debido a que el incesto es una invención posterior. En otros mitos, el héroe o heroína primordiales copulan con otro ser primordial cuyos orígenes quedan sin aclarar, como la esposa de Purukupali, por ejemplo. En tales casos no se considera necesario explicar la existencia de más de un ser primigenio, porque se cree que el mito se desarrolla en un mundo de continuos cambios, y por consiguiente, no sometido a las convenciones del mundo actual.

sábado, 12 de enero de 2013

Revivir el mito Wawilak.

En la ceremonia de iniciación de los adolescentes yolngu se recreo el episodio en el que la serpiente se  traga a las hermanas Wawilak, y cada etapa del ritual, que simboliza la muerte antes del renacimiento como adulto, va acompañada de cantos que describen con gran detalle la parte correspondiente del mito. Los cantos integran un ciclo que abarca centenares de versos que se recitan durante la ceremonia.

Las mujeres yolngu adoptan el papel de las hermanas viajeras y los cantos conmemoran lo ocurrido en cada punto destacado del viaje, como charcas y rocas.

Más adelante, los hombres adoptan el papel de la serpiente: se "tragan" a los muchachos y los recluyen en el recinto sagrado de iniciación, al que las mujeres tienen la entrada prohibida. Cuando los muchachos regresan  se creen que la serpiente los ha "regurgitado".

Si bien el relato de las hermanas Wawilak ha sido objeto de amplios estudios antropológicos, se trata tan sólo de uno de los múltiples mitos de gran importancia espiritual y ritual para los yolngu.

miércoles, 9 de enero de 2013

La Gran inundación.

Mitos sobre los orígenes.

Los mitos aborígenes sobre los comienzos del universo no hablan de la creación del cosmos a partir de la nada, sino de los orígenes y conformación de los entornos y las sociedades actuales en un mundo que ha existido siempre. Varios pueblos, sobre todo los de la costa septentrional de Australia, atribuyen sus orígenes a una gran inundación que barrió el paisaje y la sociedad anteriores. Estos mitos podrían enraizarse en la realidad, ya que existen pruebas arqueológicas que indican que el ascenso del nivel del mar a consecuencia de la última glaciación tuvo importantísimas repercusiones para las sociedades del norte de Australia, que se refleja en los cambios de las formas de asentamientos temporales y de la pintura rupestre. Se cree que las pinturas rupestres al oeste de Arnhem Land que representan a la gigantesca serpiente de la inundación fueron creadas aproximadamente en la misma época en que se estabilizó el nivel del mar después de la glaciación y se formó la actual línea costera septentrional de Australia.

La inundación primordial se atribuye a diversos seres, humanos y animales. Según los worora de los Kimberleys, al noroeste de Australia, unos héroes ancestrales llamados wandjina provocaron una inundación que destruyó el orden social anterior y a continuación se dispersaron, yendo cada uno a su propio país, donde realizaron las pinturas rupestres y establecieron un nuevo orden social. Los tiwi de las islas de Melville y Bathurst, situadas frente a la costa septentrional de Australia, cuenta que una anciana ciega llamada Mudungkala, que brotó del suelo en el extremo suroriental de la isla de Melville con tres niños pequeños, separó sus islas del resto en el Período de la Creación o Época del Sueño. Los niños fueron los primeros seres humanos que poblaron las islas. Mientras la anciana se arrastraba por el informe paisaje, el agua burbujeaba a su paso y arrancaba las islas.

En los mitos sobre los orígenes de numerosos pueblos se considera responsable de la inundación a una gran serpiente vinculada con el arco iris. Este ser, en cuya existencia se sigue creyendo (vive en las charcas profundas o en los remolinos de la costa), aparece en el relato de las hermanas Wawilak que cuentan los yolngu del noreste de Arnhem Land. Esta historia representa el prototipo de las que hablan de unos antepasados concretos que viajaron durante el Periodo de Creación por la tierra cuya propiedad está ahora dividida entre múltiples clanes. Como suele ocurrir con esta clase de mitos, los yolngu sólo conocen la parte del viaje de las hermanas Wawilak que tuvo lugar en su región. Cada clan de la ruta posee ciertos animales totémicos, plantas y otros objetos asociados con las hermanas y sus aventuras. La estrella matutina, por ejemplo, asciende del lugar en el que se inició el periplo, mientras que el mosquito, animal que señala el inicio de la estación de las lluvias y las inundaciones, se asocia con Yulunggur, la serpiente que provoca una gran inundación en el mito.

Las hermana partieron de algún punto remoto del interior y se dirigieron a la costa septentrional de Arnhem Land. La menor estaba embarazada y la mayor tenía un hijo, que llevaba en una cuna de papel de corteza de árbol bajo el brazo. En el camino cazaron lagartos y zarigüeyas, recogieron plantas comestibles y dieron nombres a todas las especies de plantas y animales y a los lugares por los que pasaban. Un día encontraron a dos hombres y copularon con ellos, a pesar de pertenecer a la misma clase social. Cuando la más joven estaba a punto de dar a luz, su hermana recogió corteza para hacer una cama y sin querer dejó caer sangre menstrual en un charco, lo que provocó la cólera de Yurlunggur, una pitón semihumana que vivía allí y que desencadenó una tormenta y una gran inundación. Las hermanas entonaron cánticos para que la serpiente se marchase, pero el animal se las tragó a ellas y a sus hijos en castigo por haber contaminado la charca.

Cuando se retiraron las aguas, Yurlunggur, que se había situado encima de ellas, descendió a tierra y creó el primer recinto de iniciación de lo yolngu en el punto en el que llegó a la orilla. Después regurgitó a las hermanas y a sus hijos, que fueron los primeros iniciados yolngu. Acudieron a ver lo que ocurría otros dos hombres que habían oído la tormenta, quienes, tras aprender las canciones que habían cantado las hermanas, celebraron las primeras ceremonias de iniciación yolngu.

martes, 8 de enero de 2013

Australia.

En la actualidad se cree que Australia está habitada desde hace al menos 50.000 años y que los antepasados de los aborígenes de hoy en día llegaron en embarcaciones desde el sureste asiático durante la última glaciación. Lo más probable es que las aguas cubrieran los asentamientos temporales del norte a consecuencia de la consiguiente subida del nivel del mar.

Hasta que empezó la colonización europea, a finales del siglo XVIII, los habitantes de Australia se dedicaban casi exclusivamente a la recolección y la caza. La sociedad aborigen era igualitaria, estaba descentralizada y dividida en clanes independientes, cada uno de ellos integrados por entre 50 y 500 individuos relacionados por antepasados comunes, sistema que se mantiene en el interior y, modificado, en la ciudades.

Si bien vinculado a una extensión de tierra sobre la que tenía derechos y privilegios, un clan solía unir fuerzas con sus vecinos para cubrir zonas más amplias. Los clanes dependían del acceso a la tierra de los demás para explotar la abundancia temporal o estacional de alimentos y los matrimonios mixtos contribuían a fortalecer los lazos entre ellos. Un mosaico de elementos míticos comunes a diferentes clanes refleja esta independencia económica y social.

A pesar de tales interrelaciones no existen mitos individuales que se cuenten en todo el continente. Por lo general, un relato habla de las aventuras de un héroe cultural ancestral que viaja por la tierra de un clan concreto. El clan vecino cuenta lo que esta figura hizo en su región, y así sucesivamente, en una cadena de mitos que puede abarcar centenares de kilómetros. Es muy improbable que un clan sepa dónde comenzó o terminó el periplo del héroe, por ejemplo, hasta que los habitantes del centro de Australia fueron a Port Augusta conduciendo ganado no descubrieron que fue allí donde acabaron las Siete Hermanas. Según cierta teoría, los caminos seguidos por estos héroes representan las rutas por las que se propagaron los cultos religiosos.

lunes, 7 de enero de 2013

Los portadores del fuego.

El África se atribuye a numerosos animales la adquisición del fuego: los pigmeos a un perro o a los chimpancés, mientras que los ila de Zambia dicen que el Gran Dios se lo dio en el cielo a una avispa que lo trajo a la tierra. El siguiente mito de los san (bosquimanos), cuenta que el fuego fue robado por una mantis religiosa, insecto que se considera sagrado en gran parte de África.

Un día, la Mantis observó algo extraño: que el lugar en el que comía el Avestruz siempre olía bien. Se aproximó al ave mientras esta comía y vio que estaba asando comida en una hoguera. Cuando hubo acabado, el Avestruz ocultó cuidadosamente el fuego bajo un ala.

A la Mantis se le ocurrió una estratagema para conseguir el fuego. Fue a ver al Avestruz y le dijo: "He encontrado un árbol maravilloso con fruta deliciosa. Sígueme y te lo mostraré." El Avestruz la siguió hasta un árbol cubierto de ciruelas amarillas y cuando empezó a comer, la Mantis le dijo: "¡Estírate, porque la mejor fruta está arriba!". Al ponerse de puntillas, la Avestruz abrió las alas para mantener el equilibrio y la Mantis le robó el fuego. A partir de entonces, el Avestruz nunca ha intentado volar y mantiene las alas pegadas al cuerpo.

El relato continúa con la destrucción de la Mantis por el fuego que ha robado. De sus huesos y cenizas surgen dos Mantis distintas: una reservada y previsora y otra osada y emprendedora. Un día, los mandriles matan al hijo de la Mantis osada y le sacan el ojo. El espíritu de la Mantis ve lo ocurrido en un sueño y lucha contra los mandriles, los vence y recupera el ojo, que al sumergirse en agua se transforma en un nuevo ser.

sábado, 5 de enero de 2013

La gran serpiente.

La serpiente es uno de los animales más frecuentes en la mitología africana y el concepto de una "serpiente cósmica" como fuerza primigenia de la creación reviste especial importancia. Los fon de Benin, por ejemplo, creen que la divinidad gemela y bisexual Mawu-Lisa construyó el mundo con una potencia creadora que fluye como una serpiente gigantesca y lleva por nombre Da Ayido Hwedo. Esta potencia aparece también en el arco iris y en todas las aguas. Al principio, la potencia serpentina estaba enroscada alrededor de la tierra amorfa, manteniéndola unida, y continúa ejerciendo tal función. Se mueve constantemente y su fluir en espiral pone en movimiento los cuerpos celestes. En África central y meridional se tribuye un papel semejante a la serpiente primordial Chinaweji o Chinawezi, que aparece en la mitología del sur del Zaire como Nkongolo, el rey Arco Iris. En el norte de África existe un mito según el cual lo primero que hizo el dios creador fue la serpiente cósmica Minia, que tiene la cabeza en el cielo y la cola en las aguas subterráneas. Su cuerpo está dividido en siete partes, con las que el dios creó el mudo.

jueves, 3 de enero de 2013

Mitos sobre animales.

Embusteros, inventores y transformistas.

Los personajes animales aparecen con frecuencia en la mitología africana, con formas y papeles muy diversos. Entre los más populares se encuentra la figura del embustero o tramposo, representado en el África central y occidental por una araña y en la sabana del este y al sur por una liebre. Este tipo de embusteros, a diferencia de los tramposos divinos como Eshu poseen relativamente poco poder e importancia en sí mismos, pero suelen valerse de su astucia para vencer a otros animales más poderosos, como el león, la hiena y el elefante.

En un relato de los zande del África central, Ture la Araña se encuentra con un monstruo devorador de personas con un gong de dos caras que utiliza para atrapar a sus víctimas. Ture se ofrece a introducirse en el gong con el fin de ganarse la confianza del monstruo, pero deja un brazo fuera, de modo que no se pueda cerrar. "Enséñama cómo se hace", le pide Ture, y cuando el monstruo se lo muestra la Araña cierra el instrumento y lo mata.

En otro mito conocido en gran en gran parte del continente, la embustera Liebre (personaje que llegaría a América con los esclavos del África occidental con la forma del Conejo Bret) decide casarse, pero siente desanimada pereza para cultivar la parcela de mijo necesaria para mantener a su esposa e idea un método mejor para realizar el trabajo, para lo cual se interna en el monte con una larga cuerda, en busca del Hipopótamo.

"Querido tio", le dice la Liebre, "voy a atarte esta cuerda, a ver si puedo contigo. Cuando notes que se mueve, tira con todas tus fuerzas. " El Hipopótamo replica: "Muy bien. Si te empeñas, lo haré, pero como pase algo, prepárate." La Liebre, ata la cuerda alrededor del cuello del Hipopótamo y se marcha con el otro  estremo. Encuentra al Elefante y le cuenta la misma historia. Después coge la cuerda por el centro y la sacude por ambos lados. El Hipopótamo y el Elefante tiran y la pugna se prolonga hasta el atardecer: para entonces, han limpiado de arbustos y removido una gran parcela de tierra en la que la Liebre siembra el mijo.

En muchas mitologías africanas los animales sagrados ayudan en la creación del mundo y en la formación de la cultura humana. Constituyen ejemplos destacados la "serpiente cósmica" y el espíritu de la mantis entre los koisan del África meridional. Este pueblo atribuye la invención de las palabras a la mantis religiosa, que también trajo el fuego a la humanidad, tras habérselo robado al avetruz.

Entre los animales transformistas figura asimismo el Zorro Blanco, que aparece en el mito sobre la creación del pueblo dogon de Mali, fundamentalmente agrícola. Este animal inventó la agricultura robándole semillas a Amma, dios creador, y sembrándolas en el cuerpo de la Tierra, su Madre. La principal consecuencia del robo fue que hubo que purificar la tierra, que se había secado tras aquella especie de incesto. Para ello, los hombres sembraron con semillas no robadas que les había dado Amma con tal fin.

Proscrito el Zorro huyó a la selva, que se convirtió en su hogar, pero los hombres lo siguieron y cultivaron nuevas tierras, de modo que los viajes del Zorro provocaron la expansión de la civilización humana, y Amma hizo que este animal trajese al mundo tanto el orden como el desorden. Expulsado de la sociedad humana, el Zorro se comunica ahora con la humanidad mediante el oráculo de la arena, sobre la que deja las huellas de sus pezuñas para mostrar a los hombres el camino hacia el futuro.

En otras zonas de Mali, los bambaras atribuyen la invención de la agricultura a un animal distinto, el Antílope primordial y héroe cultural al que envió desde el cielo el dios creador Faro para que enseñase las técnicas agrícolas a la humanidad. La representaciones de este antílope-héroe divino están muy extendidas por toda la región.