En un ppular cuento tailandes, Sujata, hijo de un adinerado terrateniente, presenta al dios del bo o higuera (ficus religiosa) una ofrenda de arroz enriquecido con leche como muestra de gratitud por haber tenido un hijo.
Sujata ordenó que llevaran mil vacas a un prado de jugosa hierba. con su leche alimentó a otras quinientas con cuya leche alimentó a otra doscientas cincuenta, y así sucesivamente, hasta que tuvo en su poder ocho vacas que daban leche muy nutritiva. La añadió un poco de arroz para hacer una ofrenda al bo y vio una figura bajo el árbol que, según creía, era el dios; pero en realidad era el mismísimo Buda, en el día de su iluminación. Llena de júbilo, Sujata le presentó su ofrenda, y aquel maravilloso alimento mantuvo durante 49 días al Buda, el tiempo que tardó en recibir la iluminación.
Creadores de mitos
Un lugar donde explorar los mitos de todos los continentes.
domingo, 14 de abril de 2013
sábado, 13 de abril de 2013
El dador de la vida.
Mitos sobre el arroz.
En todo el sureste asiático se reconoce el estrecho vínculo entre la "fuerza de la vida" del arroz, el alimento más común de la región, y la de los seres humanos. Según los dayak de Borneo, las almas de los muertos se transforman en los infiernos en rocío, que absorben las plantas del arroz, que a su vez pasan a formar parte de las personas como alimento. Cuando éstas mueren recomienza el ciclo. Uno de los pueblos dayak, los iban, hace ofrendas a Pulang Gama, el espíritu de la tierra, con el fin de garantizar el crecimiento del arroz. Cuentan, que hace mucho tiempo, los seres humanos empezaron a despejar la selva para plantar el primer arrozal, pero a la mañana siguiente los árboles habían vuelto a su sitio. Les ocurrió lo mismo tres veces, hasta que decidieron vigilar durante la noche. Desde su puesto de observación vieron que Pulang Gama hacía que los árboles revivieran y echaran firmes raíces en el suelo nuevamente. Cuando intentaron apresar al espíritu, éste les explicó que la tierra y todo lo que en ella crecía le pertenecía a él y que sólo él poseía el poder necesario para que creciese el arroz. Los iban le preguntaron que debían hacer antes de preparar un sembrado, y Pulang Gama contestó que si le daban ciertos regalos, como jarras, cuentas y conchas de adorno les permitiría cultivar el cereal.
En los templos de las aldeas de la Tailandia septentrional se pronuncian largas letanías destinadas a favorecer el crecimiento del arroz y acumular méritos espirituales para los monjes budistas y todos los habitantes del pueblo. En Bali, antes del inicio de la cosecha, todas las familias confeccionan una figura llamada Madre Arroz con una gavilla larga de cereal, denominada Esposo Arroz, y otra, Esposa Arroz, con una más corta, y la atan a un árbol al borde del arrozal para favorecer la cosecha, después de la cual se lleva en procesión todas las Madres Arroz de la aldea hasta el templo local, donde las bendice un sacerdote. A continuación se sitúa cada figura en un trono de madera en el granero con el fin de que proteja el cereal allí guardado. Ninguna persona que haya pecado debe entrar allí, y está prohibido comer los granos de Madre Arroz.
En todo el sureste asiático se reconoce el estrecho vínculo entre la "fuerza de la vida" del arroz, el alimento más común de la región, y la de los seres humanos. Según los dayak de Borneo, las almas de los muertos se transforman en los infiernos en rocío, que absorben las plantas del arroz, que a su vez pasan a formar parte de las personas como alimento. Cuando éstas mueren recomienza el ciclo. Uno de los pueblos dayak, los iban, hace ofrendas a Pulang Gama, el espíritu de la tierra, con el fin de garantizar el crecimiento del arroz. Cuentan, que hace mucho tiempo, los seres humanos empezaron a despejar la selva para plantar el primer arrozal, pero a la mañana siguiente los árboles habían vuelto a su sitio. Les ocurrió lo mismo tres veces, hasta que decidieron vigilar durante la noche. Desde su puesto de observación vieron que Pulang Gama hacía que los árboles revivieran y echaran firmes raíces en el suelo nuevamente. Cuando intentaron apresar al espíritu, éste les explicó que la tierra y todo lo que en ella crecía le pertenecía a él y que sólo él poseía el poder necesario para que creciese el arroz. Los iban le preguntaron que debían hacer antes de preparar un sembrado, y Pulang Gama contestó que si le daban ciertos regalos, como jarras, cuentas y conchas de adorno les permitiría cultivar el cereal.
En los templos de las aldeas de la Tailandia septentrional se pronuncian largas letanías destinadas a favorecer el crecimiento del arroz y acumular méritos espirituales para los monjes budistas y todos los habitantes del pueblo. En Bali, antes del inicio de la cosecha, todas las familias confeccionan una figura llamada Madre Arroz con una gavilla larga de cereal, denominada Esposo Arroz, y otra, Esposa Arroz, con una más corta, y la atan a un árbol al borde del arrozal para favorecer la cosecha, después de la cual se lleva en procesión todas las Madres Arroz de la aldea hasta el templo local, donde las bendice un sacerdote. A continuación se sitúa cada figura en un trono de madera en el granero con el fin de que proteja el cereal allí guardado. Ninguna persona que haya pecado debe entrar allí, y está prohibido comer los granos de Madre Arroz.
jueves, 11 de abril de 2013
Bota Ili.
Los kúdang del este de Indonesia cuentan cómo se adaptó a la civilización Bota Ili, una mujer salvje.
Bota Ili vivía en la cima de una montaña. Tenía el cuerpo cubierto de vello y las uñas de los pies y las manos extraordinariamente largas. Comía reptiles, y para cocinarlos encendía fuego frotándose la espalda contra una roca.
Un hombre llamado Wata Rian vivía en la playa. un día vio humo en la montaña y decidió averiguar quién vivía allí. Partió temprano, una mañana, con pescado y vino de palma. Llegó a la cima por la tarde y encontró restos de una hogera. Se subió a un árboly esperó hasta que regresó Bota Ili, cargada de serpientes y lagartos. Tras haber descansado, la mujer se frotó la espalda contra una roca para hacer fuego, pero no lo logró, y entonces vio a Wata Rian, a quien gritó enfadada: "¡Tu has impedido que encendiera fuego! ¡Bájate, que te voy a matar a mordiscos!" Wata Rian replicó: "¡Cállate o te morderá mi perro!" Bota Ili se asustó y el hombre bajó. La mujer consiguió encender una hoguera y prepararon la comida. Wata Rian le sirvió generosamente vino de palma y la mujer se desplomó, borracha; el hombre le afeitó todo el cuerpo mientras dormía y comprobó que era una mujer. Más adelante, cuando Bota Ili hubo aprendido a llevar ropas, Wata Rian y ella vivieron juntos y se casaron.
Bota Ili vivía en la cima de una montaña. Tenía el cuerpo cubierto de vello y las uñas de los pies y las manos extraordinariamente largas. Comía reptiles, y para cocinarlos encendía fuego frotándose la espalda contra una roca.
Un hombre llamado Wata Rian vivía en la playa. un día vio humo en la montaña y decidió averiguar quién vivía allí. Partió temprano, una mañana, con pescado y vino de palma. Llegó a la cima por la tarde y encontró restos de una hogera. Se subió a un árboly esperó hasta que regresó Bota Ili, cargada de serpientes y lagartos. Tras haber descansado, la mujer se frotó la espalda contra una roca para hacer fuego, pero no lo logró, y entonces vio a Wata Rian, a quien gritó enfadada: "¡Tu has impedido que encendiera fuego! ¡Bájate, que te voy a matar a mordiscos!" Wata Rian replicó: "¡Cállate o te morderá mi perro!" Bota Ili se asustó y el hombre bajó. La mujer consiguió encender una hoguera y prepararon la comida. Wata Rian le sirvió generosamente vino de palma y la mujer se desplomó, borracha; el hombre le afeitó todo el cuerpo mientras dormía y comprobó que era una mujer. Más adelante, cuando Bota Ili hubo aprendido a llevar ropas, Wata Rian y ella vivieron juntos y se casaron.
miércoles, 10 de abril de 2013
Encuentros con la magia.
Bárbaros, demonios y brujas.
Un tema común de la mitología del sureste asiático consiste en el encuentro con un poder mágico, en muchos casos representado por las fuerzas oscuras del mal o la barbarie que se oponen a la sociedad civilizada. Por lo general, estas fuerzas adoptan forma humana o semihumana, y pueden tener carácter masculino, como el espíritu Moyang Melur, mitad hombre y mitad tigre, o femenino, como Bota Ili.
La feroz diablesa balinesa Randa encabeza una banda de brujas malas que tienen un antagonista inmortal en el rey de los espíritus, Barong. Suele representársela casi desnuda, con larga cabellera y largas uñas en las manos y pies, como garras. En Bali, unos bailarines enmascarados ponen en escena el combate entre estas dos potencias mágicas. El nombre rangala significa viuda, y algunos expertos opinan que deriva de una reina balinesa del siglo XI, Mahendradatta, obligada a abandonar la corte por su marido, el rey Dharmodayana, por supuestas prácticas de brujería contra su segunda esposa. Se cuenta que cuando murió Dharmodayana, Mahendradatta persiguió a Erlangga, hijo de ambos y sucesor de su padre en el trono, por no haber disuadido al rey de que tomara otra esposa. Intentó destruir el reino con artes de magia negra, a consecuencia de la cual murió la mitad de la población, víctima de la peste, antes de que fuera derrotada por la magia superior de un hombre santo.
Un tema común de la mitología del sureste asiático consiste en el encuentro con un poder mágico, en muchos casos representado por las fuerzas oscuras del mal o la barbarie que se oponen a la sociedad civilizada. Por lo general, estas fuerzas adoptan forma humana o semihumana, y pueden tener carácter masculino, como el espíritu Moyang Melur, mitad hombre y mitad tigre, o femenino, como Bota Ili.
La feroz diablesa balinesa Randa encabeza una banda de brujas malas que tienen un antagonista inmortal en el rey de los espíritus, Barong. Suele representársela casi desnuda, con larga cabellera y largas uñas en las manos y pies, como garras. En Bali, unos bailarines enmascarados ponen en escena el combate entre estas dos potencias mágicas. El nombre rangala significa viuda, y algunos expertos opinan que deriva de una reina balinesa del siglo XI, Mahendradatta, obligada a abandonar la corte por su marido, el rey Dharmodayana, por supuestas prácticas de brujería contra su segunda esposa. Se cuenta que cuando murió Dharmodayana, Mahendradatta persiguió a Erlangga, hijo de ambos y sucesor de su padre en el trono, por no haber disuadido al rey de que tomara otra esposa. Intentó destruir el reino con artes de magia negra, a consecuencia de la cual murió la mitad de la población, víctima de la peste, antes de que fuera derrotada por la magia superior de un hombre santo.
lunes, 8 de abril de 2013
Los Thens y los tres grandes hombres.
En Laos y el norte de Tailandia se atribuyen los orígenes de la sociedad humana, las técnica y la cultura a tres antepasados divinos, los Thens y a tres antepasados terrenales, en algunos casos como los tres grandes hombres.
Hace mucho tiempo existía la tierra, el cielo y las plantas. Por encima del mundo, en el reino superior, vivían los Thens, y los amos del mundo inferior eran los tres grandes hombres, Pu Lang Seung, Khun K'an y Khun K'et, que se dedicaban a la pesca y al cultivo del arroz. Los mundos superior e inferior estaban unidos por un puente de cañas en aquella epoca.
Un día, los Thens anunciaron al mundo que antes de tomar cualquier comida debían darles una porción en señal de respeto, pero la gente se negó, y encolerizaron, los Thens provocaron un diluvio que devastó el mundo. Pu Lang Seung, Khun K'an y Khun K'et construyeron una balsa y sobre ella erigieron una casita. Acompañados de mujeres y niños, viajaron hasta el reino superior, donde fueron a rendir homenaje a los Thens, que les preguntaron por qué había subido allí.
Tras oir el relato de lo ocurrido, el rey les dijo que fueran a vivir en el cielo con uno de sus parientes, el Abuelo Then Lo. Al mismo tiempo, las aguas empezaron a descender abajo, y al verlo, los tres grandes hombres se presentaron ante el rey y le dijeron: "No podemos caminar ni correr por este mundo insustancial. Queremos vivir en el mundo inferior, donde el suelo es llano y sólido." El rey les dio un búfalo y los envió a la tierra.
El búfalo murió al cabo de tres años, y poco después brotó de sus ollares una enredadera de la que crecieron tres calabazas, en cuyo interior se oía un extraño ruido. Pu Lang Seung calentó un taladro y abrió un agujero en cada calabaza, de la que salieron varias personas, los esclavos aborígenes, a quienes Pu Lang Seung enseñó a cultivar con el primitivo método de quemar el terreno. Aún quedaba más gente dentro de las calabazas, y Khun K'an hizo otro orificio con unas tijeras. Salió gente a raudales, durante tres días y tres noches, hasta que las calabazas se vaciaron por completo. Los que brotaron de la segunda abertura eran los pueblos de Tailandia, a quienes los tres grandes hombres enseñaron a cultivar y a tejer. (En la realidad, estos pueblos emigraron desde China en el siglo X) Después, los divinos antepasados enviaron a Then Teng, el constructor, y a Pitsanukukan, el diseñador. Then Teng enseñó a la gente a calcular el tiempo y el orden en el que debían cultivar sus tierras, huertos y jardines, mientras que Pitsanukukan les enseñó a trabajar los metales y a fabricar toda clase de utensilios, a tejer la seda y el algodón, a confeccionar vestidos y a preparar los alimentos.
A continuación, el rey del cielo envió a Sik'ant'aparewuada, señor de los Gandharvas, los músicos divinos, que enseñó a la gente a fabricar y tocar gongs, flautas, tambores y todos los instrumentos de la orquesta y a cantar y bailar.
Cuando Sik'ant'aparewuada hubo terminado su tarea y regresado al cielo, fue derribado el puente de cañas, y desde entonces los antepasados divinos y los seres humanos no pueden visitarse.
Hace mucho tiempo existía la tierra, el cielo y las plantas. Por encima del mundo, en el reino superior, vivían los Thens, y los amos del mundo inferior eran los tres grandes hombres, Pu Lang Seung, Khun K'an y Khun K'et, que se dedicaban a la pesca y al cultivo del arroz. Los mundos superior e inferior estaban unidos por un puente de cañas en aquella epoca.
Un día, los Thens anunciaron al mundo que antes de tomar cualquier comida debían darles una porción en señal de respeto, pero la gente se negó, y encolerizaron, los Thens provocaron un diluvio que devastó el mundo. Pu Lang Seung, Khun K'an y Khun K'et construyeron una balsa y sobre ella erigieron una casita. Acompañados de mujeres y niños, viajaron hasta el reino superior, donde fueron a rendir homenaje a los Thens, que les preguntaron por qué había subido allí.
Tras oir el relato de lo ocurrido, el rey les dijo que fueran a vivir en el cielo con uno de sus parientes, el Abuelo Then Lo. Al mismo tiempo, las aguas empezaron a descender abajo, y al verlo, los tres grandes hombres se presentaron ante el rey y le dijeron: "No podemos caminar ni correr por este mundo insustancial. Queremos vivir en el mundo inferior, donde el suelo es llano y sólido." El rey les dio un búfalo y los envió a la tierra.
El búfalo murió al cabo de tres años, y poco después brotó de sus ollares una enredadera de la que crecieron tres calabazas, en cuyo interior se oía un extraño ruido. Pu Lang Seung calentó un taladro y abrió un agujero en cada calabaza, de la que salieron varias personas, los esclavos aborígenes, a quienes Pu Lang Seung enseñó a cultivar con el primitivo método de quemar el terreno. Aún quedaba más gente dentro de las calabazas, y Khun K'an hizo otro orificio con unas tijeras. Salió gente a raudales, durante tres días y tres noches, hasta que las calabazas se vaciaron por completo. Los que brotaron de la segunda abertura eran los pueblos de Tailandia, a quienes los tres grandes hombres enseñaron a cultivar y a tejer. (En la realidad, estos pueblos emigraron desde China en el siglo X) Después, los divinos antepasados enviaron a Then Teng, el constructor, y a Pitsanukukan, el diseñador. Then Teng enseñó a la gente a calcular el tiempo y el orden en el que debían cultivar sus tierras, huertos y jardines, mientras que Pitsanukukan les enseñó a trabajar los metales y a fabricar toda clase de utensilios, a tejer la seda y el algodón, a confeccionar vestidos y a preparar los alimentos.
A continuación, el rey del cielo envió a Sik'ant'aparewuada, señor de los Gandharvas, los músicos divinos, que enseñó a la gente a fabricar y tocar gongs, flautas, tambores y todos los instrumentos de la orquesta y a cantar y bailar.
Cuando Sik'ant'aparewuada hubo terminado su tarea y regresado al cielo, fue derribado el puente de cañas, y desde entonces los antepasados divinos y los seres humanos no pueden visitarse.
domingo, 7 de abril de 2013
Seres humanos, dioses y espíritus.
Los orígenes de la civilización.
Muchos mitos del sureste asiático explican cómo descubrió un héroe cultural ancestral los métodos y las normas de la civilización o cómo le fueron revelados, después de haber estado en posesión de una deidad o un espíritu. Los chewong, pueblo malayo de cazadores-recolectores, explican su costumbre de compartir comida, el maro, en el relato del cazador Bujaegn Yed. Estaba comiendo la presa que había atrapado un día cuando vio a Yinlugen Bud, el Fantasma del Tronco del Árbol y espíritu mas antiguo de todos los seres humanos, que aseguró al cazador que, al no haber compartido su comida, había cometido una transgresión peligrosa, posiblemente fatal. Bujaegn Yed llevó la carne a casa y se la dio a su esposa, encinta. Cuando la mujer iba a dar a luz, el cazador sacó un cuchillo, y estaba a punto de sajarle el vientre, como era costumbre, cuando Yinlugen le enseñó a parir debidamente. Así mismo, contó a la pareja todos los conjuros del nacimiento, las normas del parto y la forma de amamantar. Desde entonces, las mujeres no muere al dar a luz y siempre se comparten los alimentos.
Los iban de Borneo cuentan que un hombre llamado Surong Gunting fue a ver a su abuelo, el espíritu Sengalong Burong. En el camino, las estrellas le enseñaron el ciclo agrícola anual y su abuelo le habló de ciertos rituales, de los presagios de las aves para los cultivos y la caza de cabezas (los iban creen que las aves transmiten mensajes de los espíritus). Cuando Surong Gunting dejó encinta a su tía, Dara Chempaka Tempurong, fue expulsado de la casa de su abuelo, tras haber aprendido que copular entre personas de generaciones contiguas supone una grave transgresión que puede conllevar una cosecha desastrosa. Surong Gunting regresó con los iban y les transmitió sus nuevos conocimientos.
Muchos mitos del sureste asiático explican cómo descubrió un héroe cultural ancestral los métodos y las normas de la civilización o cómo le fueron revelados, después de haber estado en posesión de una deidad o un espíritu. Los chewong, pueblo malayo de cazadores-recolectores, explican su costumbre de compartir comida, el maro, en el relato del cazador Bujaegn Yed. Estaba comiendo la presa que había atrapado un día cuando vio a Yinlugen Bud, el Fantasma del Tronco del Árbol y espíritu mas antiguo de todos los seres humanos, que aseguró al cazador que, al no haber compartido su comida, había cometido una transgresión peligrosa, posiblemente fatal. Bujaegn Yed llevó la carne a casa y se la dio a su esposa, encinta. Cuando la mujer iba a dar a luz, el cazador sacó un cuchillo, y estaba a punto de sajarle el vientre, como era costumbre, cuando Yinlugen le enseñó a parir debidamente. Así mismo, contó a la pareja todos los conjuros del nacimiento, las normas del parto y la forma de amamantar. Desde entonces, las mujeres no muere al dar a luz y siempre se comparten los alimentos.
Los iban de Borneo cuentan que un hombre llamado Surong Gunting fue a ver a su abuelo, el espíritu Sengalong Burong. En el camino, las estrellas le enseñaron el ciclo agrícola anual y su abuelo le habló de ciertos rituales, de los presagios de las aves para los cultivos y la caza de cabezas (los iban creen que las aves transmiten mensajes de los espíritus). Cuando Surong Gunting dejó encinta a su tía, Dara Chempaka Tempurong, fue expulsado de la casa de su abuelo, tras haber aprendido que copular entre personas de generaciones contiguas supone una grave transgresión que puede conllevar una cosecha desastrosa. Surong Gunting regresó con los iban y les transmitió sus nuevos conocimientos.
sábado, 6 de abril de 2013
La serpiente y la tortuga.
Según el mito de la creación de los balineses, al principio no había cielo ni tierra. Después, gracias, a la meditación, Serpiente del Mundo, Antaboga, creo a la Tortuga del Mundo, Bedawang.
Sobre la Tortuga del Mundo estaban dos serpientes enroscadas y la Piedra Negra, la tapa de la cueva que constituye los infiernos, donde no hay ni sol ni luna. La cueva de los infiernos está regida por el dios Batara Kala y la diosa Setesuraya, y es la morada de la gran serpiente Basuki Kala creó la luz y la Madre Tierra, sobre la que se extiende una capa de agua, y sobre el agua una serie de bóvedas o cielos. Existe un cielo intermedio y por encima de él está el cielo flotante, donde vive Semara, dios del amor. Por encima está el cielo azul oscuro, con el sol y la luna, y por encima el cielo perfumado, hermoso y lleno de flores extrañas, y en él habitan Tjak, el ave con rostro humanos, la serpiente Taksaka, que tiene patas y alas, y las serpientes awan, que son las estrellas fugaces. Aún más arriba se halla en cielo de los antepasados, lleno de llamas, y por encima el nivel más alto, la morada de los dioses, bajo la custodia de Tintiya, el ser supremo masculino.
Los dioses crearon Balí, un lugar llano y desolado, pero cuando la vecina Java cayó en manos de los musulmanes (largo proceso que duró desde 1250 hasta 1600), los dioses hindúes, molestos se trasladaron a la primera y en cada uno de los cuatro puntos cardinales construyeron montañas de altura suficiente para su elevado rango. En el centro erigieron el volcán Gunung Agung, ("Gran Montaña"), también llamado "Montaña Cósmica" y "Ombligo del Mundo"
Sobre la Tortuga del Mundo estaban dos serpientes enroscadas y la Piedra Negra, la tapa de la cueva que constituye los infiernos, donde no hay ni sol ni luna. La cueva de los infiernos está regida por el dios Batara Kala y la diosa Setesuraya, y es la morada de la gran serpiente Basuki Kala creó la luz y la Madre Tierra, sobre la que se extiende una capa de agua, y sobre el agua una serie de bóvedas o cielos. Existe un cielo intermedio y por encima de él está el cielo flotante, donde vive Semara, dios del amor. Por encima está el cielo azul oscuro, con el sol y la luna, y por encima el cielo perfumado, hermoso y lleno de flores extrañas, y en él habitan Tjak, el ave con rostro humanos, la serpiente Taksaka, que tiene patas y alas, y las serpientes awan, que son las estrellas fugaces. Aún más arriba se halla en cielo de los antepasados, lleno de llamas, y por encima el nivel más alto, la morada de los dioses, bajo la custodia de Tintiya, el ser supremo masculino.
Los dioses crearon Balí, un lugar llano y desolado, pero cuando la vecina Java cayó en manos de los musulmanes (largo proceso que duró desde 1250 hasta 1600), los dioses hindúes, molestos se trasladaron a la primera y en cada uno de los cuatro puntos cardinales construyeron montañas de altura suficiente para su elevado rango. En el centro erigieron el volcán Gunung Agung, ("Gran Montaña"), también llamado "Montaña Cósmica" y "Ombligo del Mundo"
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