Los maoríes creen que el dios Rua fue el primero que intentó realizar tallas decorativas. Las figuras de los paneles tallados maoríes presentan unos característicos ojos desorbitados, como el búho: Rongo, el artesano que creo este rasgo arquitectónico, sacrificó un búho a los dioses y lo plantó bajo el muro trasero de la casa. Las figuras también tienen lenguas protuberantes y el cuerpo tatuado. Las lenguas reflejan el poder de la palabra y los tatuajes el rango social de la figura.