sábado, 14 de enero de 2012

Mitología Taoísta.

Dioses e inmortales.


El taoísmo, uno de los dos grandes sistemas religiosos nativos de la China, deriva su nombre del vocablo Tao ("camino" o "sendero"), Dao según la transliteración del Pinyin. Para los taoístas, no se trata de un camino espiritual especial, sino de un principio existencial causante de todas las cosas. Para los confucionistas, todo fenómeno o institución humana tiene su propio Dao, pero para los taoístas sólo existe un Dao para todo. El individuo alcanza la sabiduría y la iluminación al comprender el Dao y vive en armonía, con él.

Hacia el 100 a. C. el taoísmo estaba bien establecido. El fundador del taoísmo filosófico fue un hombre (deificado más adelante) conocido como Lao zi (Lao Tsé) que significa "El Viejo Maestro". Aunque la tradición posterior le dio nombre e inventó detalles de su trayectoria, no se sabe nada cierto sobre él, y posiblemente, el libro cuya autoría se le atribuye (Dao De Jing o El clásico del camino y su poder) es una recopilación anónima.

Ante la llegada y popularidad del budismo, el taoísmo, sistema filosófico en sus orígenes, adquirió carácter religioso. Absorbió muchos de los cultos místicos populares tan abundante en China y atribuyó su fundación al mítico "Emperador Amarillo", supuesto progenitor de la raza china, y a Laozi. Adoptó los adornos de la religión -templos, monjes, imágenes, incienso- del budismo y creó un panteón de deidades animistas, figuras heroicas del pasado y otros personajes. Algunos creyentes se dedicaron a la alquimia, en busca de un elixir de la longuevidad o inmortalidad, y los escritores recopilaron una nueva mitología de seres espirituales, no divinos, sino humanos, que habían obtenido la inmortalidad gracias a las prácticas taoístas y podían realizar proezas mágicas y moverse por medios sobrenaturales.

Las divinidades taoístas eran planetas y estrellas humanizados, en antiguos héroes (como los espíritus que presidían diversas actividades), todas las ocupaciones humanas (como el estudio, el comercio, el robo, la fornicación o la embriaguez) y animales tales como dragones, tigres, serpientes y saltamontes. Los sacerdotes se ganaban la vida expulsando espíritus malignos a los que se achacaban todos los males posibles, motivo por el cual el clero tenía que saber qué espíritu era responsable de qué hecho y elegir el remedio adecuado, ya se tratara de conjuros, ceremonias religiosas, drogas o cuidado en la orientación de los edificios.

Elemento fundamental de la mitología taoísta son los Ocho Inmortales, con numerosas representaciones artísticas. Surgieron en época relativamente tardía y hasta el siglo XV d. C. no aparece ningún relato de cómo lograron la inmortalidad, si bien se mencionan algunos nombres antes de esta fecha.

Los ocho personajes obtuvieron la inmortalidad de diversas formas. El primero fue Li Xuan, o Muleta de Hierro, que aprendió el secreto de Xi Wang Mu, Reina Madre de Occidente. Como tenía una pata de palo, la reina le regaló una muleta de hierro, y así adquirió su nombre. A su vez, Li Xuan le enseñó el camino a Zhung-li Quan, que se convirtió en emisario del cielo y al que se suele representar con un abanico de plumas.

A continuación está Lü Dongbin quizás el más famoso de los ocho inmortales. Cuando estaba en una posada conoció a un hombre llamado Han Zhongli que se puso a calentar un recipiente con vino. Lü se quedó dormido y soñó que le ascendían a un cargo importante y disfrutaba de la buena suerte durante cincuenta años. Pero tras la buena racha cae en desgracia y se arruinó él y su familia. Al despertarse se dio cuenta de que sólo habían transcurrido unos minutos: continuaba en la posada y Han Zhongli no ha´bía acabado de calentar el vino. Tras el sueño, Lü quedó convencido de la vanidad de las ambiciones mundanas  y siguió a Han a las montañas para buscar el Dao (cuya esencia se encuentra en la naturaleza) y lograr la inmortalidad. En algunos casos se representa a Lü Dongbin empuñado una espada.

Se decía que Han Xiang era sobrino-nieto de Han Yu, ensayista y filósofo de la dinastía Tang. Se hizo discípulo de Lü Dongbin, quien, cuando estaba a punto de alcanzar la inmortalidad, lo llevó al cielo, al árbol que daba los melocotones celestiales de la vida eterna. Han empezó a trepar por el árbol, pero se escurrió y  cayó a la tierra y obtuvo la inmortalidad segundos antes de golpearse contra el suelo. Se le representa con un ramo de flores en la mano.

Cao Guojiu era hermano de la emperatriz Cao, de la dinastía Song. Decepcionado por la corrupción en la corte, se retiró a las montañas, en busca del Dao. Llegó a un río y, como no tenía dinero, trató de deslumbrar al barquero enseñándole la tablilla de oro que le permitía entrar en la corte. El barquero le dijo :"¿Buscas el Dao pero quieres presumir de rango?" Avergonzado, Cao arrojó la tablilla al río. El barquero era Lü Dongbin disfrazado; se lo llevó a Cao como discípulo y le enseñó el Dao. Cao Guojiu aparece con la tablilla de oro.

El sexto inmortal era Zhang Guo, que vivió en la época de la emperatriz Wu, de la dinastía Tang. Se le suele representar a lomos de una mula blanca, con la cara hacia la cabeza o la cola del animal que podía recorrer varios miles de kilómetros al día y doblarse y guardarse en una bolsa cuando no se la necesitaba. El viejo Zhang Guoli, como también se le llama, destacaba por sus habilidades como migromante, así como por conceder descendencia a las parejas recién casadas o sin hijos, y su retrato colgaba en la cámara nupcial. También se le representa con los melocotones de la inmortalidad y la bolsa con la mula doblada.

Lan Caihe era una muchacha o un hombre "que no sabía cómo ser hombre" según las enigmáticas palabras de un escritor. Su familia se dedicaba a manipular hierbas medicinales. Un día, cuando estaba recogiendo algunas en las montañas, se encontró con un mendigo vestido de harapos, con el cuerpo cubierto de llagas y, a pesar de las dificultades, Lan le lavó y restañó las heridas. El mendigo era Li Muleta de Hierra disfrazado y recompensó la bondad de Lan con la eterna juventud. Convertido en inmortal, Lan recorrió el país como juglar, con una andrajosa túnica azul, instando a las gentes a buscar el Dao. Se le representa con una cesta de frutas.

He Xiangu, el único ser inmortal claramente de sexo femenino, obtuvo el don después de que un espíritu le dijera que machacara y comiera una madreperla que encontraría en la montaña en la que vivía. Se la representa como una muchacha sujetando una flor de loto o de melocotón.

El relato más famoso en el que intervienen todos los inmortales trata sobre el viaje que emprendieron juntos para contemplar las maravillas del mundo submarinas. En lugar de viajar sobre las nubes, su habitual medio de transporte, decidieron demostrar sus poderes mágicos arrojando al mar los objetos que llevaban y utilizarlos como barcas o balsas. En la travesía, el hijo del rey Dragón del Mar Oriental robó el instrumento musical de Lan Caihe e hizo prisionero a éste. Los demás declararon la guerra al rey Dragón y lo derrotaron  tras una encarnizada batalla, y Lan Caihe quedó libre.