sábado, 17 de diciembre de 2011

Krisna, el adorable.

El octavo avatar de Visnú.


Krisna aparece en el Mahabharata como compañero de los heroes, pero constituye el personaje central del complemento de este texto, el Harivamsha. Su historia se centra en el Vishnu Purana (del que he extraido el siguiente resumen) y en el Bhagavata Purana.


Existía la profecía de que el octavo hijo de Devaki mataría al rey Kansa y el rey la encarcela, pero su marido consigue sacar al niño de la prisión y lo cambia por el hijo recién nacido de Nanda y Yashoda, que crían al niño adoptado entre los vaqueros de Brindaban. Al caer en la cuenta del engaño, Kansa decreta una matanza, al estilo de Herodes, de todos los varones. Desde el momento de su nacimiento, Krisna demuestra habilidades portentosas: Le quita la vida mamando a la diablesa Putana, arranca de cuajo dos árboles con el mortero al que le sujetó Yashoda y mata a la serpiente Kaliya, todo ello junto a su hermanastro Balarama. Insta a su padrastro a que deje de adorar a Indra y, cuando Indra contraataca con un diluvio, Krisna alza la montaña local, del monte Govardhana, a modo de paraguas sobre los vaqueros y su ganado, tras lo cual Indra reconoce a Krisna como señor de las vacas. Krisna y Balarama juguetean con las jóvenes de la tribu (las gopi), que invariablemente se enamoran de Krisna.

Krisna mata al toro-demonio Arishta, al caballo-demonio Keshin y al campeón de lucha de Kansa antes de liquidar al malvado rey. Derrota en repetidas ocasiones a otro malvado monarca, el de Magadha, Jarasandha, suegro de Kansa y conduce a los Yadara, los miembros de su clan, desde Mathura hasta la nueva ciudad de Dvaraka. Se lleva como esposa a Rukmini y se caso con muchas otras mujeres. Rukmini da a luz a Ptadyumna, quien a su vez tiene un hijo Anirudha. El demonio Bana captura a Anirudha, que ama a la hija de aquél, y Krisna rescata a su nieto: la consiguiente batalla es tan espantosa que parece inminente la disolución del mundo, Pero Siva, aliado de Bana, reconoce a Krisna como dios supremo, idéntico a él, ante lo cual Krisna perdona a Bana y libera a su nieto. Como siguiendo los pasos del abuelo, otro nieto de Krina, Samba, se lleva a la hija de Duryodhana y es capturado por el padre y liberado por Balarama.

Unos chicos Yadava visten de mujer a Samba y le preguntan a unos sabios cómo será el hijo que tendrá. Ofendidos ante semejante conducta, los sabios lanzan una maldición sobre "ella": que dará a luz una mano de mortero que destruirá a los Yadavas. Reducen la mano de mortero a polvo y lo arrojan al mar, pero el polvo se convierte en cañas de las que se desprende un trocito puntiagudo que se traga un pez al que coge un cazador. Pasado el tiempo un buen día los Yadavas, Krisna y Balarama se emborrachan y acaban peleándose, recogen las cañas y se matan los unos a los otros. Balarama se sienta bajo un árbol para morir, mientras Krisna, también sentado, se sume en sus propias reflexiones. Se aproxima el cazador que había encontrado el trocito puntiagudo de caña y que había fijado a la punta de una flecha y la dispara, alcanzando a Krisna en la planta del pie (su único punto vulnerable) al confundirlo con un ciervo. Krisna muere y recupera su naturaleza divina.